sábado, 21 de mayo de 2016

Fracaso escolar y Helicobacter pylori...

 
La acidez que produce la reprobación escolar

1 1. La pérdida y la reprobación del año escolar produce acidez emocional.

La acidez es una sensación de ardor dolorosa en el pecho o en la garganta. La repitencia, de uno o varios años escolares, es una situación dolorosa que afecta al estudiante repitente, a la familia y a sus compañeros promocionados sin él o sin ella, entre otras razones por la desesperanza que se aprende y porque se rompen tejidos sociales. En los compañeros noveles, provoca empatía o indiferencia. Los docentes que han definido la improbación sienten que es un acto conveniente, porque están abogando por la calidad de la educación, desde las calificaciones, premisa falsa como lo han demostrado cientos de investigaciones en Colombia, en el continente y en el mundo. En el Estado y en la sociedad, la preocupación gravita sobre  el costo-beneficio que ello acarrea.   

Literalmente, la pérdida de un año produce pirosis en el niño, en los familiares, en sus amigos y en el docente que es consciente de que el fracaso escolar es una situación compartida. No solamente fracasa el educando sino también el educador, el método, el colegio y el sistema educativo. No se requiere hacer un estado del arte para revelar que la acidez afecta negativamente la salud física y mental de quienes la padecen. Nuestros pensamientos y emociones son determinantes a la hora de estimular los neurotransmisores, para eclosionar ciertas sustancias que pueden influir en nuestra salud anatómica, síquica y emocional. La serotonina y la dopamina son dos sustancias que el cerebro libera, cuando tenemos un estado de felicidad o euforia, verbi gracia, cuando se tienen triunfos.

El dolor, ocasionado por la pérdida del año escolar o de una materia, no desencadena dopamina ni serotonina; contrariamente, libera cortisol, melatonina inútilmente, inhibe la producción de adrenalina y de endorfinas, porque se está triste, deprimido y con estrés. Si un docente es consciente de este alto costo en salud que paga un estudiante y su familia, al reprobar el año, ¿Por qué no acude a otra medida de control de la calidad educativa? Si no lo ignora, y sabe que la educación es un proceso integral ¿Por qué toma una decisión tan drástica y poco benéfica para la persona, para la familia y para la sociedad?

En esta lógica de la semejanza,  cuando una persona está aquejada por la acidez, verbi gracia, por el Helicobacter pylori, acude a la EPS en busca de alivio. El niño que pierde el año, en una alta proporción, vuelve al colegio a repetir el grado. Al paciente afectado por la acidez lo atiende, inicialmente, un médico general, le suministran medicamentos, le asignan exámenes, le proporcionan una alimentación especial y, al darle de alta, le hacen sus recomendaciones, quedando con citas de control; todo esto a manera de protocolo. El niño o niña repitente, en el caso que nos ocupa, se encuentra con los mismos profesores y directivos, las aula de clase son las mismas, ya sabe cómo y qué enseña cada profesora del grado que va a repetir, salvo alguna excepción; no cuenta, como el paciente de la EPS, con medicamentos académicos que le ayuden a calmar su dolor, no con las sicoterapias para que le den de alta. 

El colegio no tiene planes de contingencia para atender a los reprobadores, no obstante la cantidad es alarmante. Entonces ¿Para qué dejarlos? ¿Para darles más de lo mismo? En el hospital, al paciente que llega se le valora; si ostenta alguna gravedad, que amerite hospitalizarlo o dejarlo en observación, se le mantiene en sala de espera o se le envía a la sala de cuidados intensivos, si hay condiciones para atenderlo, de lo contrario se busca otra alternativa, remitirlo a un hospital de mayor nivel, y en el peor de los casos, ponerlo ad portas de la muerte, por negligencia. El estudiante que pierde el año y en que reprueba corre el riesgo de pasar de la pirosis académica, sicológica y emocionla al cáncer de la drogadicción y del analfabetismo.    

La acidez puesta en cifras.

Los datos de los últimos años del liceo Sintético nos señalan dos tipos de fracaso escolar. Uno, apoyado en las calificaciones autónomas de los docentes de las áreas obligatorias y fundamentales, que en adelante denominaré intrínsecas; y, otro, los resultados de las Pruebas Saber de tercero,  noveno y once, denominémoslas extrínsecas. En el año 2015, en la jornada de la mañana, en las pruebas intrínsecas, el 30.14% de los estudiantes de grado sexto reprobó el año. Del 100% de reprobados, solamente uno logró promocionarse a séptimo grado, cerca de un mes después de que el Consejo Académico hubiese aprobado la solicitud. En séptimo grado la reprobación fue del 28%, en octavo de 19.8%, en noveno: 10.6%, en décimo: 21% y en once, no se gradúo en ceremonia a una estudiante de ascendencia indígena y desplazada por la violencia, por reprobar una asignatura. Estamos entonces, frente a la reprobación del 22% aproximadamente, superando 400% el promedio nacional que está en el 4.9 en Secundaria y 5.53 en Media.

En el informe del Ministerio de Educación, sobre el colegio Sintético, en la Educación Secundaria, nótese que no alude a los Ciclos, el Progreso en el Índice Sintético de Calidad Educativa, a 2015, se colocó en 0,44; el Desempeño se ubicó en 2,14; la Eficiencia 0,64 y el Ambiente Escolar en 0,73, alcanzando un puntaje de 3,98 frente a 4,93 a nivel nacional y a 5,74 en la entidad territorial. Progreso y Desempeño, recordemos, tiene una asignación de 40 cada uno, los otros dos 10 y 10.  
En lo atinente a la Educación Media, el Progreso alcanzado fue de 0,79; el Desempeño 2,16; la Eficiencia 1,67 y en Ambiente Escolar no se respondió, consiguiendo un puntaje de 4,64 frente a 5,57 del promedio nacional y 6,48 del Distrito. En la Primaria el Progreso llegó a 0.06; el Desempeño 2,18; la Eficiencia 0,85 y el Ambiente Escolar, 0,75, para un puntaje conquistado de 3,85 frente a 5,07 del nivel nacional y 5,82 Distrital. 
A 2016, los datos se presentan de la siguiente manera: en Primaria, el Progreso llegó a 0.69%; el Desempeño 2,30%; la Eficiencia 0,98% y el Ambiente Escolar: 0,73, para un puntaje de 4,72 frente a 5,72% del nivel nacional y 6,31 Distrital. En Educación Media, el Progreso conseguido fue de 0,00; el Desempeño 2,14%; la Eficiencia 1,91 y en Ambiente Escolar no se respondió, conquistando un puntaje de 4,05 frente a 5,89 del promedio nacional y 6,88 del Distrito. En Educación Secundaria, el Progreso, en el Índice Sintético de Calidad Educativa, a 2016, se situó en 0,00; el Desempeño se ubicó en 2,02; la Eficiencia 0,93 y el Ambiente Escolar en 0,75, adquiriendo un puntaje de 3,70 frente a 5,26 a nivel nacional y a 6,03 en la entidad territorial.  
De lo anterior, se puede subrayar, para el análisis, que en Primaria, Básica y Media, la tensión arterial está por debajo del promedio nacional y distrital. Que se dispararon los leucocitos y se escasearon los eritrocitos; dicho de otro modo, el liceo Sintético está enfermos. En general, los médicos aseveran que el primer paso para la recuperación de una persona enferma es reconocer que está enferma. “El primer saber efectivo, es un saber critico…” sostenía Zuleta (1997, 54). En el caso del liceo Sintético, su cuerpo está con la acidez agitada. Una acrimonia que se evidencia en la información suministrada por la Prueba Saber de 3º, 5º, 9º y 11, sobre Matemáticas y Lenguaje, correspondientes a los años, 2013, 2014 y 2015. 
En aras de comprender un poco más los estimativos, podemos detenernos a leer los resultados teniendo en cuenta, en las áreas y grados, los niveles: Avanzado, Satisfactorio, Mínimo e Insuficiente, en escala de  0 a 100.  
Matemáticas y lenguaje grado tercero.
Matemáticas  3º 2013. Avanzado: 18%, Satisfactorio: 27%, Mínimo: 31%, Insuficiente: 24%. Estos niños y niñas hoy están cursando 6º grado. La franja más alta, según los estimativos publicados, se localiza entre Mínimo e Insuficiente con 55%. En Lenguaje, grado 3º  2013: Avanzado: 8%, Satisfactorio: 32%, Mínimo: 36%, Insuficiente: 25%. El 40% de los examinados, que hoy deben estar cursando 6 grado, alcanza los niveles Avanzado y Satisfactorio. 
Matemáticas 3º 2014. Avanzado: 11%, Satisfactorio: 24%, Mínimo: 44%, Insuficiente: 22%. Bajó el Insuficiente de 24% a 22%; el Satisfactorio descendió de 31% a 24%; el Mínimo se ensanchó de 27% a 44% y el Avanzado pasó de 18% a 11%. Estos niños y niñas, que vendrán el año entrante a grado 6º, amplían la franja sumada de Mínimo e Insuficiente a 66%. En Lenguaje, grado 3º 2014 Avanzado: 5%, Satisfactorio: 28%, Mínimo: 40%, Insuficiente: 27%. En este año hubo desmejora. De 8% de Avanzado se pasó a 5%; de 32% Satisfactorio baja a 28%; de 36% Mínimo se pasa a 40% y de 25% Insuficiente se sube a 27%. Estos estudiantes cursarán 6º grado en 2017.  
Matemáticas 3º 2015. Avanzado: 17%, Satisfactorio: 31%, Mínimo: 34%, Insuficiente: 18%. Bajó el Insuficiente de 22% a 18%; el Satisfactorio descendió de 31% a 24%; el Mínimo se redujo de 44% a 34% y el Avanzado pasó de 11% a 17%. En Lenguaje, 3º 2015: Avanzado: 7%, Satisfactorio: 35%, Mínimo: 36%, Insuficiente: 22%. Estos niños y niñas que vendrán el año 2018 a grado 6º. Es de destacar que el nivel Avanzado no alcanzó a llegar a 10 en los tres años. Estos niños y niñas cursarán, en el año 2018 grado 6º.

Matemáticas y lenguaje grado quinto.
Matemáticas 5º 2013. Avanzado: 9%, Satisfactorio: 21%, Mínimo: 41%, Insuficiente: 29%. Son nuestros estudiantes de grado 8º. Lenguaje 5º 2013: Avanzado: 8%, Satisfactorio: 29%, Mínimo: 48%, Insuficiente: 15%. Reitero, estamos refiriéndonos a los estudiantes del actual grado 8º.
Matemáticas 5º 2014. Avanzado: 11%, Satisfactorio: 24%, Mínimo: 44%, Insuficiente: 22%. Son los estudiantes que hoy cursan séptimo grado, quedando reprobados alrededor de 40 en 2015. Los resultados revelan mejoras, salvo en el nivel Mínimo que de 41 sube a 44%.  Lenguaje 5º 2014. Avanzado: 3%, Satisfactorio: 18%, Mínimo: 53%, Insuficiente: 26%. Se percibe una desmejora en todos los niveles, siendo más notorio en Insuficiente. Estamos refiriéndonos a los estudiantes del actual grado 7º.
Matemáticas 5º 2015. Avanzado: 5%, Satisfactorio: 20%, Mínimo: 36%, Insuficiente: 39%. Son los estudiantes que hoy cursan sexto grado. Los resultados revelan mejoras, salvo en el nivel Mínimo que de 41 sube a 44%.  Al promediar el nivel Avanzado en los tres años no alcanza a llegar a 9. Lenguaje 5º  2015. Avanzado: 7%, Satisfactorio: 29, Mínimo: 49%, Insuficiente: 16%. Estos niños y niñas cursan grado 6º, este año. E promedio en lenguaje, en el nivel Avanzado, en los tres años llega a 6%.
Matemáticas y lenguaje grado noveno grado 9º. Corresponden a los estudiantes que graduados el año pasado y a los candidatos a ser graduados en el 2016, respectivamente. 
Matemáticas grado Noveno 2013. Avanzado: 0%, Satisfactorio: 5%, Mínimo: 58%, Insuficiente: 37%. ¡Así los certificó el liceo ese año y así llegaron a 11 y los graduó! Con un 95% de Insuficiencia más Mínimo. Lenguaje grado Noveno 2013. Avanzado: 0 %, Satisfactorio: 18%, Mínimo: 57%, Insuficiente: 25%. Al sumar el nivel mínimo con Insuficiente obtenemos 82%.  
Matemáticas grado Noveno 2014. Avanzado: 0%, Satisfactorio: 11%, Mínimo: 60%, Insuficiente: 29%. Estamos frente a los bachilleres 2016 con un nivel Avanzado y Satisfactorio en 11% y con Insuficiencia más Mínimo 89%, 6% menos que el año inmediatamente anterior. Lenguaje grado Noveno 2014. Avanzado: 1%, Satisfactorio: 24%, Mínimo: 53%, Insuficiente: 23%. Estamos frente a los bachilleres 2016, con un nivel Avanzado y Satisfactorio en 25% y de Insuficiencia Más mínimo 76%, 6% menos que la promoción 2015.  
Matemáticas  noveno 2015. Avanzado: 0 %, Satisfactorio: 2%, Mínimo: 63%, Insuficiente: 35%. Estamos frente a los bachilleres 2017, con un nivel Avanzado y Satisfactorio en 2% y de Insuficiencia más mínimo 98%.  Muy, pero muy preocupante que el nivel Avanzado en Matemáticas se mantenga en 0%, durante los tres últimos años y el nivel de Insuficiencia mas el nivel Mínimo estén en 94% como promedio.  Lenguaje noveno 2015. Avanzado: 0 %, Satisfactorio: 17%, Mínimo: 59%, Insuficiente: 24%. Estamos frente a los bachilleres 2017, con un nivel Avanzado y Satisfactorio en 17% y de Insuficiencia más Mínimo 83% superando negativamente las dos promociones anteriores. El promedio en los tres años, en lenguaje, en los niveles Mínimo e Insuficiente, se coloca por encima del 80%.     
Pruebas saber grado once

Prueba Saber 11  2013. El agrupamiento se expresa por puestos ocupados de acuerdo con 5 Quintiles, en escala de 0 a 100. Entre 1-200 colocamos 5% de estudiantes; entre 201 - 400 se colocaron 13% de estudiantes; entre 401-600 hay 21% de estudiantes; entre 601 – 800 colocamos 33 % de estudiantes; entre 801-1000, 25% de estudiantes.

Prueba Saber 11  2014. Entre 1-200 colocamos 3% de estudiantes; entre 201 -400 hay 18% de estudiantes; entre 401-600 está el 31% de estudiantes; entre 601 – 800 se colocaron 27 % de estudiantes; entre 801-1000 el 18% de estudiantes.
Prueba Saber 11  2015. Entre 1-200 hay 3,3% de estudiantes; entre 201 -400 figuran 17% de estudiantes; entre 401-600 se colocaron 28% de estudiantes; entre 601-800, 25,5 % de estudiantes; entre 801-1000 el 25,5% de estudiantes.
Colegir, que durante los tres últimos años, el nivel de Insuficiencia mas el nivel Mínimo estén en 94% como promedio, significa, en la interpretaciones que aporta el Icfes, que nuestros aprendientes solamente resuelven situaciones con el conocimiento matemático, más no con el Saber- hacer, menos con el Saber- hacer en contexto y mucho menos más allá del Saber hacer en contexto, es decir, en problemas complejos. Y, deducir que el nivel Avanzado, en Matemáticas, se mantenga en 0%, durante los años 2013, 2014 y 2015, significa, según el Icfes, que nuestros estudiantes salen del colegio incompetentes para resolver problemas en el Saber - hacer, en el Saber - hacer en contexto y en el Saber – hacer, más allá del contexto. “Es a través de la solución de situaciones y problemas como el estudiante desarrolla competencias no formales sobre las matemáticas”, apuntan Acevedo Caicedo & García (2000,143)
¿Cómo comprender mejor los niveles y la competencia del Ministerio? 
No sobra poner un ejemplo sencillo y cotidiano para comprender mejor el concepto de competencia. Si a un estudiante de grado octavo se le pregunta: ¿Qué es un condón? Y responde que es un anticonceptivo, se puede decir que el escolar tiene el saber del objeto, es decir, estamos frente al primer nivel de la competencia: el saber. Si al estudiante se le entrega, en el aula de clase, un condón y se le pide que, en un dispositivo sintético, que representa el órgano genital masculino, demuestre cómo se usa y él o ella lo pone como es recomendado, estamos frente al segundo componente de la competencia: saber hacer. Si no lo demuestra, el educando sigue en el nivel Insuficiente, no alcanza al nivel Mínimo, porque solo sabe qué es pero no cómo se usa, al menos, como simulación. 

Si el estudiante mantiene una relación de noviazgo y en un escenario emocional alcanza un nivel de excitación tal que, sin mediar palabras o mediando con ellas, se dispone con su pareja sostener una relación vía genital, acudiendo al uso del preservativo o, dentro de la liberación hormonal, decide aplazar el acto, para una ocasión en la que cuente con el dispositivo, podremos decir que el estudiante sabe hacer en contexto; es decir, se halla en el Nivel Satisfactorio, según la categorización del ICFES. 

Pero si el estudiante sabe qué es un condón; si demuestra en un dispositivo sintético, en el relato de una experiencia o en un lenguaje simbólico, cómo se usa; si en sus relaciones afectivas heterosexuales u homosexuales lo usa o decide no mantener la relación coital, por falta de preservativos; pero además soporta su decisión arguyendo que no la hace, así su pareja quiera e incluso se disguste, por no acceder al placer, dado que es consciente de que al efectuarla puede acarrearles problemas, verbi gracia un contagio o un embarazo no deseado y que esa situación perjudica la misma relación, aqueja la salud de los dos, infecta a la criatura engendrada y entorpece los proyectos individuales y colectivos, entonces ese estudiante se encuentra en el nivel Avanzado, porque va más allá del saber hacer en contexto y se adentra en la complejidad de una situación. 

Eso es lo que demanda el Icfes y la sociedad de nuestros estudiantes, en todos los saberes disciplinares. El Estado y la sociedad no piden que los estudiantes salgan a desempeñarse en empleo alguno, porque el colegio no es Técnico, para eso hay otras instituciones que tienen esa misión, una de ellas, la universidad. El Estado y la sociedad le exigen a los niños y adolescentes que sean buenos ciudadanos, para lo cual pone a su disposición los proyectos transversales, las áreas obligatorias y fundamentales, unos tiempos, los Ambientes Básicos y Complementarios de Aprendizaje, unos recursos didácticos, financieros, educadores y directivos docentes.  

El fracaso escolar

Hace 21 años, Miguel de Zubiría Samper (1995, 3) escribió, en la presentación de su libro: Teoría de las seis lecturas: “La principal causa del fracaso escolar es la incompetencia para la lectura, que se manifiesta en los estudiantes desde el momento mismo en que aprenden los rudimentos de la lectoescritura”. Quizá, la perdida de año escolar de los 110 estudiantes de la jornada de la mañana, en la sede A, en el año 2015, tenga parte de su explicación en la tesis del sicólogo mencionado. Probablemente, el robustecimiento de los niveles Mínimo e Insuficiente, por encima del 80%, en las Pruebas Saber de los grados 3º, 5º y 9º, esté relacionado con “la incompetencia para la lectura”.  Seguramente, la pérdida de año escolar del 22% de los alumnos, de la jornada de la mañana, de la sede A, que culminaron su escolaridad en el año 2015 y la escasa colocación de los educandos, de grado once, en los primeros puestos de las pruebas Saber 11, tenga que ver con la postura de De Zubiría y con el postulado de que “en nuestras escuelas se enseña a leer solo en primero primaria, con lo cual la lectura queda restringida a su nivel de decodificación fonética” y las pruebas exigen decodificación metasemántica, categorial y desarrollo de pensamiento. 

La Misión Ciencia Educación y Desarrollo (Aldana, García, Gutiérrez, Palacios & Vasco, 1995, p. 24), al ocuparse de los problemas de la Educación Básica, concretamente de la repitencia de grados en primaria y secundaria, estiman que en lo atinente a la primera, una tercera parte de los cupos corresponde a niños que superan la edad escolar, mientras en secundaria es del orden del 20%. “Este problema es grave –apuntan los comisionados-, no solo en términos económicos para la sociedad, el Estado y los padres de familia sino también en términos de sus efectos sobre la autoestima de los niños y los jóvenes”.

La Unesco ha señalado que “quienes pierden un grado tienen 50% de probabilidades de dejar de estudiar”. Esto quiere decir que el gran riesgo de reprobar un año es la posibilidad de que el estudiante pierda las ganas de estudiar y termine desertando. En últimas, - se lee en uno de los informes del organismo internacional-, “hay tres posibilidades de educación en la vida: la buena, la mediocre y, la peor de todas, ninguna. Por eso es fundamental que los estudiantes no repitan, para que no deserten, condenándose para toda la vida al peor de los mundos”.

Emilia Fereiro (2012, p. 14), una de las investigadoras más connotadas y autorizadas en el continente para hablar de la lectura y la escritura, con sectores marginados por la pobreza y el analfabetismo, en su libro: Pasado y presente de los verbos leer y escribir, sustenta que la enseñanza de la lectura y la escritura ha sido asumida como una técnica en la correcta oralización del texto, en el primer caso y en el trazado de las letras, en el segundo. El hecho de seguir insistiendo en esta tradición es lo que ha llevado al origen del fracaso escolar, endilgando al aprendizaje como responsable directo y en esa coherencia al alumno.

El fracaso escolar es, según Ferreiro (2012), “en todas partes y masivamente, un fracaso de la alfabetización inicial que mal puede explicarse por una patología individual” (p.14), no es algo intrínseco al alumno, sino que tiene que ver con un déficit cultural. El rector de la Universidad nacional de Colombia, en un reciente artículo (Mantilla, 13 de mayo, 2016), a propósito del analfabetismo moderno, asegura que existe el analfabetismo funcional entendido como “la incapacidad de las personas de comprender textos escritos y de formular ideas a través de la escritura, con graves consecuencias que limitan seriamente la interacción social y la comunicación de los individuos que lo padecen” (párr. 3).

El analfabeta funcional, a diferencia del analfabeta en estricto sentido, no hay que buscarlo en los barrios pobres ni en las veredas, se encuentra en cualquier estrato social, “algunos de ellos han llegado a ser profesionales, pero sus capacidades de comunicación y recepción de ideas o su nivel de comprensión de instrucciones están dramáticamente limitadas, lo que les excluye, adicionalmente, de los beneficios fundamentales del conocimiento, la creación y la innovación”. Saber leer y no practicarlo es una indicación de analfabetismo funcional. Otro prototipo de analfabeta funcional es el tecnológico, la persona cuenta con los dispositivos pero no los quiere usar.

Aún siendo muy eruditos, afirma Mantilla, siempre estaremos en riesgo de convertirnos en modernos analfabetas, de ser o de volver a ser analfabetas tecnológicos. Lo importante es nunca dejarse “desalfabetizar” o “analfabetizar”, manteniendo una actitud de asombro e interés por comprender los cambios; pues en el caso del analfabetismo no vale la esperanzadora máxima de que: “la ignorancia, una vez se pierde, ya nunca vuelve”. La ignorancia está al asecho y valdría la pena indagar que relación tiene con el fracaso escolar.
  
Algunos paliativos para la acidez…

En el año 2014, de los 4 sextos matriculados, uno perdió el año escolar, sin contar las deserciones previas. Ante la mortalidad y previendo que en el 2015 se repitiera la situación,  la profesora de Ciencias y el autor de este escrito, llevamos a cabo un proyecto de intervención a los cuatro sextos, con un menú, unas didácticas y pedagogías alternativas a la oferta institucional. 
La lúdica, los vídeos, la lectura en voz alta, el conocimiento de cómo aprende el cerebro, por los estudiantes, los estudios de casos sobre embarazo, consumo y convivencia, la historia gráfica de vida, la realización de gimnasia física y mental, usando colchonetas, música de relajación, las salidas al sendero peatonal, el apoyo a los niños más disruptivos en el deporte, la concienciación sobre la importancia de una dieta alimenticia sana, la activación de la Glándula Pineal, las reuniones de padres de familia y una conversación con los profesores, en una Comisión de Evaluación, entre otras didácticas y acciones, nos permitió interactuar con los niños y niñas y conocer parte de su historia y de sus expectativas, lo mismo que la imagen que tienen de nosotros los profesores, que dicho sea de paso no se atreven a expresarla por miedo a las sanciones y a la estigmatización, por parte de algunos docentes. El miedo desencadena la activación de la Amígdala y aumenta la producción de oxitocina para contrarrestarlo. Igualmente el corticol. Esa experiencia está editada en tres artículos virtuales y registrada en el IDEP. 
De manera parecida a como ocurre con la atención en la EPS, la intervención, para tal propósito, sirvió de muy poco, en la prevención del flagelo, porque a los dolientes, huelga decir a varios profesores con clases en el grado, les faltó apoyar la iniciativa, retroalimentarla, ajustarla, hacerla suya, mejorarla y superarla; pero no, hubo quienes se dedicaron a subestimarla, incluso a burlarse y a atacarla, sin argumentos sólidos y sin mostrar alternativa a lo existente, se prefirió continuar con el modelo tradicional y con el confort. 
En el 2016, se contó con el apoyo de dos sicólogos del Hospital de Macondo. Ellos asumieron un trabajo focal, con cada uno de los estudiantes repitentes, en pro de la promoción anticipada al grado 7º. El resultado de la intervención indica que las condiciones sicológicas y emocionales estaban al orden del día, para que la mayoría pasaran de un grado a otro. Los niños también estaban entusiasmados y los padres de familia, coadyuvando desde sus limitadas posibilidades. Como en la canción de Serrat: “todo está listo, el agua, el sol y el barro, pero si falta Usted no habrá milagro. El milagro solamente lo hubo con un estudiante, como ya quedó dicho. El Usted, en singular y en plural, faltó y no hubo el milagro.
Tanto la acción preventiva llevada a cabo en el 2015, la intervención de la estrategia A-probar de la Secretaría de Educación, logrado por un Derecho de Petición, interpuesto por el suscrito, como la intervención remedial, realizada en el 2016, permiten aseverar que ante el fracaso escolar el liceo Sintético generó unas estrategias pedagógicas y consiguió un apoyo sicológico, acto poco común en las instituciones públicas con quienes pierden el año escolar. Para el equipo de salud mental, que atendió a los estudiantes, la siguiente fue la recomendación. 
“Es importante tener en cuenta que la repitencia escolar genera impactos que inciden gravemente sobre la vida personal y  de pares, trae consecuencias severas sobre su futura trayectoria educativa y de convivencia escolar. Lesiona su autoestima, descree de sus capacidades y posibilidades de aprender. Percibe el hecho de repetir como una situación que produce el mismo daño, que una pérdida afectiva grave. Se pierde el grupo de pares. Altera y deteriora la situación de desarrollo al retrotraer el proceso en marcha, hacia prácticas elementales que ya no interesan ni motivan. La reprobación hace sentir los efectos de la estigmatización social. Rotula. Presiona. Distintos compañeros. Misma metodología no atrae. Afirma la cultura de la repetición. Sobre edad. Deserción Escolar. Costo económico. Adaptación con  nuevos pares”

En la primera reflexión, publicada en este blog, sobre la práctica que se llevó a cabo con los estudiantes de grado 6º referimos a Richard H. Tawney, historiador critico, socialista, cristiano e impulsor de la educación de adultos, quien describía, en la primera mitad del siglo XX, la política de la igualdad de oportunidades como la “filosofía del renacuajo”. Comparaba las esperanzas de un miembro de la clase trabajadora de ascender socialmente, con las escasas oportunidades que tienen los renacuajos de llegar a convertirse en ranas. Por naturaleza, no todos los renacuajos se transforman en ranas. El educando de grado sexto y de cualquier nivel de escolaridad, que tenga que reprobar, va perdiendo las posibilidades de ascenso social, atrofia la metamorfosis, se aleja de llegar a ser rana, porque factores multimodales del medio escolar y social se lo imposibilitan.  
Ahora bien, ya sabiendo que las respuestas a las preguntas de las pruebas Saber y a las evaluaciones que hacen los profesores se ven obstaculizadas porque están hechas, en el caso del bachillerato, para estudiantes con lectura superior al nivel fonético y de decodificación primaria, hay que trabajar en esa dirección. Las pruebas Saber 11, parten de la premisa que un estudiante de grado 11 lee, en promedio, 300 palabras/minuto y comprende el 80% de lo leído. La experiencia ha mostrado, que niños de grado sexto del liceo no alcanzan a leer 100 en ese lapso y los de 11apenas se ubican entre150-180. El promedio para un niño de primero debe estar en 80, el de 4º 140, el de sexto 180 y así se podrá llegar a 11 leyendo 300 palabras.

Las soluciones están dadas...
Aunque se suele atribuir el fracaso escolar a la educación secundaria, en realidad la clave para prevenirlo está en las etapas educativas anteriores. La educación temprana es una etapa formativa decisiva, que influye directamente en los resultados futuros de los niños en competencias básicas, sea cual sea su origen socioeconómico.

La potencia está en la educación temprana. Educación que, como la enredadera,- acudiendo al símil al que acude Nietzsche (2005, 31)-, está en la enredadera, vegetal que aspira a extenderse, a incorporarse en nuevos territorios, a crecer. La potencia, está en el “saber preescolar”, volviendo a Ferreiro. “Básicamente, en una primera inmersión en la “cultura letrada”: haber escuchado leer en voz alta, haber visto escribir, haber tenido la oportunidad de producir marcas intencionales; haber participado en actos sociales donde leer y escribir tienen sentido; haber podido plantear preguntas y obtener respuestas”( Ferreiro,1995, 27) Si en el preescolar se ingresa a la lengua escrita, por la magia cognitiva desafiante y no por el adiestramiento, tendremos lectores y escritores, en el caso contrario la pirosis ocupará el lugar que halla vacío.

La potenciación de la educación preescolar, inicial o infantil pasa por la  articulación de ésta con la educación básica primaria. Eso lo planteó Carlos Eduardo Vasco emérito profesor de la Universidad Nacional, inicialmente para el Plan Nacional de Educación 2006-2015 y en un documento titulado: Diez retos de la Educación Colombiana para 2025.En cualquier caso- escribe el comisionado de la Misión de Sabios-, sigue vigente el problema de articular los jardines infantiles con los colegios de básica primaria sin volver colegios los jardines ni escuelas los preescolares”. 
En el caso del grado sexto, el matemático y ex asesor del MEN y creador de los extintos Programas Curriculares, reconoce que en los colegios oficiales sí hay muchos problemas por la heterogeneidad de los distintos grupos que llegan a sexto grado de escuelas, de muy diverso nivel académico. “En muchos de esos colegios, la única manera de disminuir la deserción, en el grado sexto, sería la de rediseñar completamente los programas del primer semestre de ese grado o aun de todo el año escolar, para logar una especie de nivelación en competencias de lenguaje, matemáticas y ciencias (o por lo menos de lenguaje y matemáticas, o por lo menos de lenguaje). Otra idea que se ha sugerido para esta articulación han sido la de abrir un sexto grado en las escuelas que tengan más dificultades de integrar a sus egresados de quinto grado en los sextos grados de los colegios a los que están adscritas”.
Las condiciones están dadas para el cambio, expresó García Márquez (1995) en el primer tomo de la Misión Ciencia Educación y Desarrollo: Colombia la Filo de la Oportunidad. La pregunta sería si hay voluntad de transformar lo que venimos haciendo, porque los resultados no están yendo más allá del fracaso escolar, evidente con improbación, la repitencia, la deserción de alumnos, los resultados de las Pruebas Saber, la desesperanza aprendida, maestros con el Síndrome de Agotamiento Profesional, padres de familia, sociedad y Estado exigiendo mejores resultados, en fin…tantas cosas. Pero  ¿por dónde iba yo a empezar? Pregunta Elie Wiesel (1987) “¡el mundo es muy basto! Pero puedo empezar con mi país…es el que más conozco, el mío. ¡Pero mi país es tan grande…¡mejor empiezo con mi departamento…! ¡Pero este también es muy grande! Empezaré por mi pueblo…claro que últimamente ha crecido mucho…Tal vez sea mejor empezar por mi colegio y mi barrio…pero no, ¡qué va…es mucha gente!...¡No!, mejor empezaré con mi familia, mi hogar…¡No importa! Empezaré conmigo mismo”, para luego, “salir de mi y buscarme en los otros, los otros que me dan plena existencia”, como dijese Octavio Paz.
Algunas fuentes consultadas
Aldana, E., García, G., Gutiérrez, R., Palacios, M. & Vasco, C. E. (1995). Informes comisionados I Educación para el Desarrollo. (1ª ed.). (Tomo 2). Bogotá, Colombia: Imprenta Nacional.
De Zubiría, M. (1995). Teoría de las seis lecturas I. Bogotá, Colombia: Fundación Alberto Merani.
De Zubiría, M. (1996). Teoría de las seis lecturas II. Bogotá, Colombia: Fundación Alberto Merani.
Ferreiro, E. (2012). Pasado y presente de los verbos leer y escribir. Buenos Aires, Argentina: Fondo de Cultura Económica.
García, M., (1995). Colombia la filo de la oportunidad. Informes comisionados I Educación para el Desarrollo. (1ª ed.). (Tomo 1). Bogotá, Colombia: Imprenta Nacional.
González, J., (2009). El cuento de la ley de infancia. Bogotá DC, Colombia: Codice. 
González, J., Herrera, P., (enero, 2015). Gestación, parto y primera infancia de un libro, revista Educación y Cultura (107, pp. 44-46)
Mantilla, I. (13 de mayo, 2016). Analfabetismo Moderno. El Espectador. Recuperado de http://www.elespectador.com/opinion/analfabetismo-moderno.
Larrauri-M., M. (2005). La potencia según Nietzsche. Valencia, Italia: ediciones Tanden.
Vasco, C. (sf) Diez retos de la educación colombiana para 2025. Recuperado de http://www.pedagogiadialogante.com.co/documentos/articulos/diez_retos_vasco.pdf
Wiesel, E., (1987). El crepúsculo, a lo lejos. Bogotá, Colombia: editorial Norma.
Zuleta, E. (1997). Conversaciones con Estanislao Zuleta. Cali, Colombia: FEZ.
José Israel González B.
Bogotá, Colombia, mayo 21 de 2016