domingo, 13 de marzo de 2016

La educación sexual: del potrero al tablero.

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En los últimos días se ha generado una nueva batahola por la educación sexual de los estudiantes, a partir del fallo que hace la Corte Constitucional, sobre la demanda impuesta por el Colectivo Sin Embarazos en Adolescentes. Con respecto al debate vale la pena hacer algunas anotaciones, para enriquecerlo y pensarlo más allá de la educación sexual para el control de la natalidad.

1. Los reminiscencias de la Liga Malthusiana

A finales del siglo XVIII y principios del XIX, Thomas Robert Malthus, con base en algunos estudios empíricos, planteó la tesis acerca de la relación de la población con los alimentos, en el libro: Ensayos sobre los principios de la población, sosteniendo que la primera crece en forma exponencial geométricamente y la segunda de manera aritmética, generándose un desequilibrio que afectaría la naturaleza y la sobrevivencia humana. Sin entrar a discutir los aciertos y desaciertos del estudio en mención, porque no es el sentido de este artículo, puede aseverarse que de esos postulados, incluso contra la intencionalidad del economista Norteamericano, organismos como la Liga Malthusiana, abogaron firmemente a favor del control de la natalidad, preocupación que no dejan de ocultar las políticas sociales colombianas al darle relevancia, con la Educación Sexual, a la prevención de embarazos en menores y jóvenes. Sin negar el valor de prevenir embarazos en adolescentes, aquí aflora una concepción pobre y reduccionista de la Educación Sexual,

2. Minoría y mayoría de edad de las políticas en salud y educación en Colombia.

La implementación de las políticas de Educación y Salud Sexual y Reproductiva, en Colombia, se apoya en los compromisos adquiridos por el Estado en el marco de la firma de convenios internacionales. Verbi gracia: la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos (Jomtien,1990); la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD), celebrada en El Cairo (Egipto, 1994), en la que se determinó que la información y los servicios de apoyo en salud y educación le ayudarían a los jóvenes a alcanzar el grado de madurez requerido para tomar decisiones responsables, comprender su sexualidad y protegerse contra los embarazos no deseados, las enfermedades de transmisión sexual y los riesgos asociados a la salud sexual y reproductiva.

En el decenio del 60, Alba de la Alianza para el Progreso y el Desarrollismo, se fomenta el control de la natalidad, en la escolarización, a través de asignaturas como la Biología y Comportamiento y Salud. Lustros más tarde, el Ministerio de Educación Nacional, con el apoyo del UNFPA, en desarrollo del Proyecto de Educación en Población, publicó algunos manuales que permitieron abordar la temática desde el aula, teniendo en cuenta variables de población como: fecundidad, natalidad, mortalidad, migraciones, tamaño y tendencias, estructura por sexo y edad de la población, tanto para los sectores urbanos y rurales.

En las postrimerías del siglo XX, en una manifestación de la mayoría de edad de la nación colombiana, prorrumpe una nueva Constitución Política (1991), marcando un hito en la educación sexual, toda vez que contempló los Derechos Sexuales y Reproductivos (DHSR), haciendo suya las propuestas de  la CIPD. La libre decisión de tener responsablemente una pareja, determinada cantidad de hijos, la igualdad de derechos, libertades y oportunidades: “sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica”; el “libre desarrollo de su personalidad sin más limitaciones que las que imponen los derechos de los demás y el orden jurídico”; “la libertad de conciencia”, entre otros derechos, es evidencia del lugar que ocupa la sexualidad en la nueva Carta Constitucional. En ese decenio, el Ministerio de Educación Nacional expidió la resolución 3353 de 1993, fundamento del Proyecto Nacional de Educación Sexual (PNES), formulado en ese mismo año y cuya concepción es la ser un proyecto pedagógico transversal en el plan de estudios, desde Preescolar hasta la Media Vicacional, pasando por la Básica y la Media.  

3. De “la práctica de aberraciones sexuales” a la  Educación Sexual.

Fue en Ventaquemada, en la escuela veredal El Frutillo -muy cerca al Puente de Boyacá, lugar en el que se “selló la independencia” de nuestra patria-, donde tuvo lugar un acontecimiento trascendental para el reconocimiento formal de la educación sexual en las instituciones escolares. Allí, una maestra fue acusada, por los campesinos, ante un juzgado Penal y ante la Junta Seccional de Escalafón Docente de Boyacá, por practicar “aberraciones sexuales” en la clase con los niños del grado tercero primaria.   

La instancia que finalmente dirimió el conflicto fue la Corte Constitucional. En el expediente T-1152 (julio 2 de 1992) se lee: “la escuela queda ubicada en zona rural y en sus inmediaciones unos potreros donde las gentes tienen sus reses o ganados; ocurrió que cualquier día una vaca estaba pariendo y esto llamó la atención a los alumnos, quienes comenzaron a platicar sobre tal aspecto y a formularle preguntas a la profesora; ésta tuvo que responderles o explicarles algo al respecto.”

Quienes nos criamos en el campo, muchas veces tuvimos que ser parteros no solo de vacas sino de ovejas, yeguas y otros mamíferos. La práctica socrática fue implícita, no se le podía preguntar a nuestros padres y abuelos, por miedo habitualmente y porque eso no era relevante en las relaciones pecuarias. También, a muy temprana edad, algunos conocimos el cuerpo masculino y femenino, a través del baño colectivo en aljibes, quebradas y riachuelos, generalmente los domingos. Más aún, el dormir en cama franca nos permitió conocer, de cerca, órganos como los senos y genitales, porque una considerable cantidad de madres y abuelas usaban muchas faldas, pero pocas veces brazier, calzones y toallas higiénicas. Igualmente, en nuestras curiosidades palpamos los sobres de las grageas anticonceptivas que ellas guardaban, muy sigilosamente, debajo del colchón.    

El contexto del potrero y de la vida familiar campesina y en ocasiones citadina, está lleno de prácticas y saberes que interpelan los conocimientos disciplinares, la ética, la moral, la ciencia y la pedagogía. El conocimiento de sentido común, que produce y trasmite el contexto es el que debe entrar al aula para ser elevado a conocimiento escolar. El parto y otras manifestaciones de la práctica sexual de los animales y de los seres humanos, en la realidad y en las pantallas, incentivan la curiosidad de los niños y niñas y pueden conducir, por aprendizaje vicario y muy probablemente de manera inconsciente, al inicio de la vida sexual de niños y adolescentes, contrario al pensamiento del procurador cuando afirma que la cátedra de Educación sexual no se debe ampliar a los primeros niveles de la escolarización, porque generaría en los pequeños “consecuencias indeseables, como el incentivo de la curiosidad hacia las conductas sexuales y aceleraría de manera inconveniente el inicio de la vida sexual de niños y adolescentes”.  (El Tiempo, 20, 02 2016).

Del expediente en mención se extraen versiones de algunos niños, con relación a la manera como la profesora enseñaba lo afín a la reproducción. Son textos de hace un cuarto de siglo, expuestos en un lugar donde la televisión no había invadido las mentes de la familias, donde la internet no tenía el espectro informacional que hoy tiene y en el que la Constitución Política comienza a postivizar los derechos de educandos y educadores. En ese sentido, el material didáctico con que contaba la profesora era la cruda realidad, asunto no causal de aberración sexual como lo calificó el abogado sustanciador de la Junta Seccional de Escalafón, mientras que para el Juzgado Cuarto de Instrucción Criminal de Tunja, “la conducta de la profesora es penalmente atípica y la apreciación de lo sucedido obedece más a las hostilidades preexistentes entre los padres de familia y la educadora”. (Corte Constitucional, sentencia T-1152,1992) 

 "Estábamos en clase y nos dijo que si sabíamos como nacía un niño, dijo que la mujer tenía un huequito y el hombre un tubito que se lo metía a la mujer cuando le derramaba el líquido y se unía con el de la mujer tenía un niño, y que la mamá se ponía gorda, ella nos dibujo eso en el tablero, nos dibujo un tubito y un huequito… la profesora se subió el buzo y nos mostró que debajo de los brazos tenía pelos y nos mostró el brazier, que cuando las mujeres tenían quince años les daba derrame cerebral y que tenían que ponerse las toallas para que no se untaran del derrame, que tenían que ponerse unos calzones grandes para que no se untarán que ese derrame les daba por el tubito que ella les dibujo en el tablero, y que a la mamá les salían los pechos, y que por eso los pechos les daba leche… nos decía que el toro cuando se montaba a la vaca y las gallinas cuando el gallo pisaba a la gallina que ahí había el ternero, que por eso el papá y la mamá dormían juntos, para hacer los niños.  Ella nos dibujo un tubito y un huequito en el tablero… la profesora nos dibujo como nacían los niños, dibujo un tubito un huequito y por detrás dibujo el niño, dijo que el niño salía por el huequito de la mujer".

4. Del Proyecto de Educación sexual a la cátedra.

De todo ese litigio legal entre padres de familia y la maestra de El Frutillo, en el lapso 1991 y 1992, mediado por el poder de la rama judicial y la Oficina Seccional de Escalafón Docente de Boyacá, en el que la profesora es absuelta por un juzgado, pero sancionada con la exclusión del escalafón Docente y luego reintegrada, por sentencia de la Corte Constitucional, se ve la necesidad de promover la educación sexual, en los diferentes planteles educativos, para lo cual la Corte Constitucional le ordena al Ministerio de Educación elaborar, con el apoyo de expertos, un estudio sobre el contenido y metodología más adecuados para impartir la educación sexual en todo el país. Luego de contar con el informe le da un plazo al Ministerio de Educación, para que “proceda a ordenar las modificaciones y cambios a que haya lugar para adelantar, conforme a los mismos, la educación sexual de los educandos en los diferentes centros educativos del país.”

La Ley General de la Educación (Ley 115 de 1994) retoma los contenidos de la resolución 3353 de 1993 y los fundamento del Proyecto Nacional de Educación Sexual (PNES), ratificando, en el artículo 14, literal e), la obligatoriedad de la educación sexual, “impartida en cada caso de acuerdo con las necesidades psíquicas, físicas y afectivas de los educandos según su edad”. Meses más tarde, en el Decreto 1860, reglamentario de la citada ley, se establece en el artículo 36 que: “la enseñanza prevista en el artículo 14, se cumplirá bajo la modalidad de proyectos pedagógicos. La intensidad horaria y la duración de los proyectos se definirán en el respectivo plan de estudios”.

En el ocaso del milenio (1999), el Ministerio de Educación Nacional, con el apoyo del UNFPA dinamizó el Proyecto de Educación en Salud Sexual y Reproductiva de jóvenes para jóvenes. En el 2003, el gobierno nacional, con el soporte de la referida entidad, con el concurso del Ministerio de la Protección Social, que integra los sectores de salud y trabajo, hizo pública la Política nacional de salud sexual y reproductiva. Con la implementación de las competencias, la educación sexual sigue su curso en acciones como el Programa de Educación para la Sexualidad y Construcción de Ciudadanía, propendiendo por la apropiación de conocimientos, capacidades, actitudes y disposiciones destinados a la formación de sujetos activos de derechos. La guía 49 del MEN es un dispositivo didáctico bastante útil en el abordaje de situaciones diversas acordes con estas pretensiones.

5. Más allá de la legalidad de la cátedra y del proyecto pedagógico, la legitimidad.

La Ley General de la Educación (Ley 115 de 1994) retoma los contenidos de la resolución 3353 de 1993 y los fundamento del Proyecto Nacional de Educación Sexual (PNES), ratificando, en el artículo 14, literal e), la obligatoriedad de la educación sexual, “impartida en cada caso de acuerdo con las necesidades psíquicas, físicas y afectivas de los educandos según su edad”. Meses más tarde, en el Decreto 1860, reglamentario de la citada ley, se establece en el artículo 36 que: “la enseñanza prevista en el artículo 14, se cumplirá bajo la modalidad de proyectos pedagógicos. La intensidad horaria y la duración de los proyectos se definirán en el respectivo plan de estudios”.

La Encuesta Nacional de Demografía y Salud realizada por Profamilia, en el 2005, muestra que las acciones realizadas desde 1993 hasta el año 2005, en cuanto a la educación sexual, han fracasado. Según el informe de Grupo Familia y Sexualidad, del Departamento de Psicología de la U. de los Andes: “las acciones se limitan a proporcionar información sobre planificación familiar, infecciones de transmisión sexual, embarazo y aborto.” (El Espectador, 25 02 2008). Si nos preguntaran a los maestros de los colegios públicos diríamos, que más allá del apunte que hacen los sicólogos, está la necesidad de reconocimiento que tienen principalmente las niñas, por parte de la familia y de la sociedad; están las carencias afectivas que buscan satisfacerse por la vía de la procreación; están los ciclos por los que han pasado sus progenitoras, en cuanto que fueron lactantes a muy temprana edad; está la desesperanza aprendida; y están las consecuencias de los aprendizajes de la infancia, almacenados en el inconsciente que brotan en la adolescencia, entre otros aspectos que no caben en la mente de los gobernantes. “La adolescencia grita, lo que la infancia silencia”.     

El fracaso también está relacionado con dejar la educación sexual en poder de “expertos” y en propuestas de instituciones públicas y particulares, que “no tienen en cuenta que las decisiones sexuales de adolescentes y jóvenes están determinadas por aspectos tales como sus creencias frente a lo que significa ser hombre, mujer u otros en la actualidad, sus expectativas con respecto a las relaciones románticas y sexuales y su papel en los procesos de seducción y conquista, sus necesidades de aceptación, reconocimiento y valoración, sus percepciones acerca de las normas que regulan la actividad sexual en el contexto familiar y social en el que se mueven, entre otros”.

El estudio mostró que los escolares no disponen de espacios de interacción seguros y confiables para plantear sus inquietudes acerca de la sexualidad y para obtener respuestas oportunas, puntuales y científicas, porque tanto en la familia como en las instituciones de educativas y de salud, los adultos se sienten incompetentes para asumir los procesos de formación en sexualidad de niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Efectivamente, quienes constituyen los principales agentes de socialización sexual también tienen dificultades de acceso a programas educativos sobre la sexualidad,  por lo cual se sienten inseguras sobre su papel en el proceso de educación sexual y sobre su capacidad para asumir eficazmente su tarea.
 
6. La educación sexual: asunto de la familia y de los saberes disciplinares.

Contrario a la afirmación del estudio, puede decirse que los escolares sí disponen seguros y confiables para plantear sus inquietudes, acerca de la sexualidad y para obtener respuestas oportunas, puntuales y científicas. Esos espacios son las áreas disciplinares o as áreas obligatorias y fundamentales de las que habla la Ley General de la Educación y el Proyecto Educativo Institucional. La gran equivocación, en los centros escolares ha sido atribuirle a la Orientación Escolar el Proyecto de educación Sexual, como si fuese un apéndice del currículo, como si no fuese un proyecto transversal en todo el currículo, como si fuese una invitada de piedra.    

La prácticas de crianza, los saberes de sentido común, saberes populares y el capital cultural de los padres de familia, que tienen matriculados a sus hijos en los colegios, no les posibilitan formar a los niños, niñas y adolescentes en el ejercicio de los Derechos Sexuales y Reproductivos; empero, la Corte Constitucional ha expuesto que:  “por su propia naturaleza, la instrucción sexual se lleva a cabo desde el nacimiento en la atmósfera protegida de la familia”. El peso de las creencias y sobre todo de los preceptos religiosos cobran un alto precio a la hora de asumir la formación de los hijos; por eso, la escuela se convierte en una institución de educación compensatoria y de reeducación en cuanto a la Educación sexual se refiere, si queremos formar unos ciudadanos críticos, garantes de continuidad de la existencia de manera responsable, protectores de la salud y de la especie.

Una de las maneras urgentes de asumir la educación sexual, desde la escuela, para superar los fracasos evidentes, en este cuarto de siglo, no tanto por los procreación en adolescentes, es la de asumir, en la práctica, que la Educación Sexual es un componente transversal del currículo formal y que debe hacerse praxis de ella en los contenidos del plan de estudios, en las actividades curriculares y extracurriculares y en los demás proyectos transversales.

7. Posibilidades de la Educación Sexual que no se deben dejar pasar

Nada mejor que las clases de Química, Física, Biología y Educación Física para comprender el sentido de la sexualidad. La Química o mejor, la Bioquímica, puede aportarle a los alumnos los conocimientos acerca de cómo se producen y cómo funcionan los neurotransmisores, de cómo se originan las endorfinas, la serotonina, la dopamina, la testosterona en el principal órgano sexual que es el cerebro. La Física, sobre todo la Física Cuántica, por su parte, aportará elementos necesarios para discernir el fenómeno de los impulsos, la energía, la conciencia, el comportamiento del cuerpo, en el tiempo y en el espacio, entre otros aspectos de la vida; la Biología es la rama más afín a la educación sexual, por la naturaleza de sus contenidos; la Educación Física le permite al profesor leer el lenguaje de los cuerpos, entenderlos  y actuar sobre los mismos. Es un trabajo interdisciplinar el que exige la Educación sexual. Los escenarios y las estructuras están dadas, se requiere compromiso ético de los docentes, trabajo en equipo y apropiación de la Educación sexual en su asignatura o área para avanzar. La Nueva Mente del Emperador, de Penrose es un texto que puede guiar esta acción interdisciplinaria, ingeniada por u matemático en la que se integran los saberes y el accionar de las emociones en la mente.

La Neuroeducación y la Neurociencia son campos del conocimiento que coadyuvan con el afianzamiento y potenciación de la Educación Sexual, toda vez que su pretensión es mostrar qué es la mente y cómo funciona. Freud, en la teoría del Desarrollo Sicosexual postuló, hace más de un siglo, la existencia de una sexualidad infantil, cuyo desarrollo está organizado en fases. Cada una de estas fases está caracterizada por una zona erógena que es la fuente de la pulsión libidinal durante esa etapa. Estas fases son: oral, anal, fálica, de latencia y genital. Piaget también se ocupó en la teoría del Desarrollo Evolutivo del niño de su fisiología y del desarrollo moral. Mas recientemente, los estudios de Alison Gopnik y de otros investigadores, cuestionan las teorías de Freud y Piaget y avanzan aseverado, verbi gracia, que “los niños no solamente actúan de forma verdaderamente moral, sino que además hacen juicios verdaderamente morales”, elemnetos suficientes para decir que la Educación sexual no es un asunto de edades ni de dosificación de conocimientos sino de permanente formación: "Desde la cuna hasta la tumba"

La discusión, procurador, ministra, magistrados, docentes, padres de familia, organizaciones estatales y particulares, no es si formamos o no en la educación sexual. Lo cierto es que se está haciendo con Cátedra en jóvenes; con proyecto pedagógico en niños, niñas y adolescentes escolarizados; con el sentido común y el saber popular; en la familia y de manera directa, a través de los medios masivos de comunicación.  La discusión es cómo seguirlo haciendo; porque, como ha quedado expuesto, se ha fracasado y se sigue fracasando en el cómo y en el para qué. 

Si queremos formar una generación de seres humanos, educados sexualmente, se requiere, además de un trabajo interdisciplinar desde el currículo, que involucre también, en lo posible (porque no siempres es posible), a los adultos, para romper, desde el Buen sentido -como lo denominaba Gramsci, con muchas barreras culturales que siguen impidiendo el desarrollo pleno de la persona. Otra de las posibles salidas es la constitución, desde el currículo, de una tipología de familia en la que honrar a padre y madre no sea el la ontología, hay que descolonización al los niños, a las niñas, empezando por los adultos. Otra acción a seguir a seguir es educar en la vida y no educar para la vida, como lo hizo la maestra de Ventaquemada. En ese educar en la vida misma, a través de la Mayeutica, fluyen las acciones educativas que nos incitan a la reflexión y si haya reflexión sistemática hay pedagogía. Repensar el Cuarto Mandamiento es una tarea pendiente tal como lo planteó Alice Miller en su libro. Por tu propio bien. Esta tarea nos corresponde a los maestros y maestras, los tecnócratas viven en un mundo distinto al nuestro y plantean políticas para esos mundos, no para el mundo en que vivimos la mayoría de los mortales. 

José Israel González B.
Bogotá DC, marzo 11 de 2016
ocavita@yahoo.com
ocavita

1 comentario:

  1. el hablar de sexualidad es necesario y obligatorio, porque la sexualidad es parte de nuestra vida y es un derecho, sin embargo no todo profesional puede hacerlo, hay que estar muy formado y con criterios bien claros para que sea un aprendizaje para la vida. y no un trauma.

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