LAS
CAPSULAS DE LA CONVIVENCIA
La cápsula es una envoltura sintética y soluble, dentro
de la cual se guardan los contenidos de un medicamento. Las cápsulas de la convivencia son una didáctica, ingeniada y
aplicada por los maestros del colegio Distrital Nuevo Horizonte en los albores
del año escolar 2013.
¿En qué
consiste el ejercicio?
La acción pedagógico/didáctica consiste en entregarle a
cada estudiante una cápsula con una leyenda, relativa a la convivencia. El
marco más indicado para el ejercicio es el Manual de convivencia, porque allí
reposan los principios, valores y criterios de relación que le dan Norte a las
relaciones entre los agentes de la comunidad escolar. Consumir el refrigerio,
por ejemplo, es un deber que tienen los estudiantes de los colegios
distritales. ¿Con qué derecho se relaciona esa regla? Pues es afín a la
Seguridad Alimentaria o si se quiere a la Soberanía Alimentaria. Entonces,
dentro del receptáculo puede ir el contenido del mencionado derecho.
El educador puede determinar 5, 6 o 7 derechos y con base
en esa decisión conforma grupos de discusión, alrededor de los mensajes que
llevan las cápsulas. Si decide, por ejemplo, constituir grupos de 5 escolares,
puede encajar, en una bolsa plástica o de papel, los estuches y entregárselas
al moderador del grupo, para que él las distribuya, monitoree la conversación y
al final recolecte las envolturas con el compromiso que el educando escribe al
respaldo del recorte de hoja en la que va escrito el Derecho.
El compromiso que apunta el escolar es concomitante con
la leyenda inmersa en el envoltorio. Si el escrito alude al ingreso del
adolescente al colegio y al Derecho a la permanencia, entonces la anotación que
haga versará sobre su actitud frente a la llegada al plantel y a su estadía en
el mismo. El docente, además de animar el ejercicio, recoge los mensajes y los
adjunta en el “observador del alumno”. Esa es la cuota inicial que aporta el
educando para la convivencia en el año que inicia.
Como en toda ración, los aditamentos no hacen falta. En
el caso de las cápsulas el menú puede contener una dosis considerable de sopa
de letras, circunscrita en asuntos de al convivencia. La sopa de letras puede estar acompañada con
un crucigrama alusivo a derechos y deberes
de los educandos. Los tres componentes coadyuvan con el afianzamiento de
las reglas de comportamiento.
¿Cuál es
el sentido de esta didáctica?
Despertar el interés del estudiante y del maestro en el
abordaje de los contenidos del Manual de Convivencia, contenidos que con el
paso del tiempo se han vuelto tediosos y estériles, pese al valor educativo que
tienen. Llegarle al estudiante y al educador con símbolos como las capsulas, provocan
motivación y ganas de tocar las normas de convivencia de una manera lúdica.
La didáctica también busca estimular la conversación,
explicitar los deseos, intenciones, propósitos y compromisos de los estudiantes
con una pautas que, en algunos caos, son más invención de los adultos que de
ellos mismos, particularmente en aquellos centros escolares que son de
inspiración autoritaria. Refrendar los cánones
en la alborada del año, es como sembrar una semilla que sin duda dará fruto, si
y solo si en el transcurso del año se le riega con el agua de la praxis y con
el sol de la autopoiesis.
Y, no puede quedar al margen el sentido autopoieitico y
teleológico de este ejercicio, cual es el que los maestros y directivos
ingenien didácticas y las compartan para abonar el terreno escolar, para así poder
seguir sembrando la semilla de los valores y principios, llegando, en un
calendario no muy lejano, a cosechar la convivencia.
Luego del
encapsulamiento…
La convivencia es el terreno sobre el cual se gobierna
una familia, una sociedad, la calle y, por supuesto, el colegio. Siendo así, el
gobierno de una institución es constitutivamente una tarea de coordinación
emocional- evocando a Maturana (1997: 226)- que se logra en el conversar cuando
se apuntala una congruencia entre algo que ya se dijo: los deseos, las
intenciones y los propósitos, entre el gobernante de la institución y sus
miembros, de modo que estos participen de hecho en las conversaciones que las
definen.
En los colegios donde los gobernantes fundan su accionar
en la inspiración democrática, muy pocos por cierto, no se manda sino se conduce
en armonía, el gobernante lleva a sus miembros a participar de una manera
consciente y reflexiva en su realización, haciéndose, de esta guisa, cargo de
su participación en las acciones que la constituyen, asunto que no puede
ocurrir en un colegio donde el inri del rector(a) es la sumisión y la reflexión está atrapada
por la corona de espinas.
Pero frente a ese inri y por encima de esa corona de
espinas, la acción reflexiva consciente y la emancipación personal y
profesional deben ser el huerto y no la cruz del quehacer educativo. El
ejercicio, parafraseando a Gonzalo Arango (1994, 42-44), muestra la existencia
de maneras de no matar los deseos ni de sepultar la participación de los
agentes de al comunidad educativa, sino de hacerlos dignos de vivir en
convivencia. Así, Desquite no resucitará
y la tierra no seguirá mojándose de sangre, dolor y lágrimas.
¿Y dónde
se consiguen las cápsulas?
No hay pregunta
tonta, ni hay respuesta definitiva, decía Paulo Freire. No es
fácil conseguir etas envolturas; lo difícil es que quien tiene la respuesta la
comparta con quien pregunta. Estos materiales se consiguen en los almacenes que
distribuyen productos químicos. San Victorino es el lugar del desvare.
Referencias
bibliográficas.
Arango, Gonzalo (1993) Obra negra. Santa
fe de Bogotá, Plaza y Janes.
Maturana, Humberto (1997) Santa fe de
Bogotá, Tercer Mundo Editores.
José Israel González Blanco.
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