sábado, 2 de febrero de 2013

HISTORIA DE UN LEÓN QUE NO GLORIFICA AL CAZADOR - De prisa por el bachillerato y la Normal



De prisa por el bachillerato y la Normal… 



Carretera que comunica a Sativanorte con Satrivasur. A la vera el colegio.

…En el año 1970 fue creado el Colegio de Varones Senén Arenas, en homenaje a un prestigioso médico del municipio, de filiación conservadora, quien sobrevivió, a mediados del siglo XX, a los ataques de los campesinos liberales pobres, gracias a la custodia  de coterráneos conservadores pobres, quienes defendían los colores rojo y azul respectivamente. La planta física estaba localizada a 30 minutos de la cabecera municipal. Inicia con primero bachillerato. La matricula costaba $20 y la pensión mensual $10. Los profesores, licenciados en su mayoría, llegaron nombrados por la Secretaría de Educación de Boyacá y el rector era el profesor de la Escuela Urbana, amigo de la milicia…Allá ya no nos “sacaba la leche”, porque a todos nos tocaba caminar aproximadamente una hora hasta el pueblo, para almorzar y luego retornar a la vereda de La Chapa, por la carretera destapada, bajo el esplendoroso sol propagado en el valle del Chicamocha y a veces azotados por los torrenciales aguaceros.


El profesor de inglés era el síndico del hospital, un hombre culto, padre de un afamado médico residente actualmente en Bogotá, dueño del único Club del poblado y familiar cercano al patricio Senén Arenas. Las clases ya tenían su particularidad cual era, que cada profesor dictaba según su especialidad. El horario estaba acordado de 8 am A 5 pm, los sábados asistíamos a lavar los baños y el piso del colegio, porque las tareas de aseo recaían en los estudiantes…Ahí, en el año 1972 participamos en el primer paro indefinido del magisterio, bloqueando con piedras la trocha carreteable, por la que pasaba el único bus que transportaba los pasajeros de Sátiva a Duitama, el camión lechero y el bus de turno que trajinaba con los obreros de Acerías Paz de Río...



Colegio de departamental Senén Arenas, antes colegio de señoritas.


 Dos años después de su creación, la Secretaría de Educación fusiona el Senén Arenas con el colegio de señoritas, dado en comodato y regentado por las hermanas Dominicas Terciarias, y también donado por Arenas. El cambio fue muy drástico, sobre todo, porque imperaba el orden de las monjas y porque no fue muy fácil la interacción entre niños y niñas. “El orden conduce a Dios” era el lema de la rectora. No obstante, ahí culminé la Educación Básica en el grado 4º de Bachillerato, junto a otros 8 educandos, con innumerables aventuras, una de ellas el trago amargo de no poder ingresar a clase, por precepto de las hermanas Dominicas, a causa de que mi madre, algunos meses, humanamente no pudo pagar a tiempo los $10 de pensión…El trabajo agrícola los sábados y el cuidado de cerdos, vacunos y ovinos fue una labor obligada, para poder “merecer” el estudio.

No aguanto las ganas de manifestar, antes de ponerle el cerrojo al capítulo de la educación en Sátiva, que en 1973, año en el que el DANE realizaba el Censo Nacional, el magisterio afrontaba una huelga contra un nefasto Estatuto docente. FECODE emplazó a las bases sindicales a no entregar los formularios…Nosotros, los estudiantes del Colegio Departamental de Nuestra Señora del Rosario de Sativanorte, fuimos enterados por dos profesores, pero a ellos les pudo el miedo mientras que a los estudiantes nos sobró valor… y fue tanto el coraje que nos negamos a entregar la información, siendo conducidos al calabozo, por dictamen del alcalde, padre de uno de los líderes estudiantiles…72 horas duramos en prisión...nos visitó mucha gente, hasta las monjas insistieron en mediar, porque de lo contrario nos expulsarían del colegio…para nuestros padres, esa fue una afrenta con la nación, por ser desobedientes y maleducados…pese a las presiones, cumplimos con nuestra protesta hasta que la Federación notificó al país del levantamiento del paro, derrotando las pretensiones del Ministerio de Educación…    



Placas de la cripta de Senén Arenas y del colegio Mixto del Rosario.


En 4º de bachillerato se enseñaba la Anatomía Humana, una materia que asustaba, porque los contenidos giraban alrededor del cuerpo humano, pero lo más álgido era acceder al tema sobre el aparato reproductor masculino y femenino… fue una asignatura tabú. También estaba la geometría, su eje medular, los teoremas, algo bastante complicado de comprender, enseñado por la hermana rectora…el Español fue una asignatura sumamente difícil, debido a que la columna vertebral estaba en las conjugaciones de los verbos y para completar la enseñaba el sacerdote, clérigo  que detonó la motivación por la lectura, la escritura y la importancia de hablar en público…nos obligaba a hacerlo mediante discursos, sainetes, foros y los Centros Literarios.  Él nos calificaba las lecturas de las misas todos los domingos… Las Olimpiadas fueron una innovación en el municipio, pero no partieron de la iniciativa del colegio, sino de la decisión de los empleados de la Caja Agraria, el médico y el juez…

El tiempo transcurría felizmente dentro de las calamidades anotadas…llega el mes de noviembre y mi padre debe definir la continuidad o discontinuidad de mis estudios. En el primer caso, la opción era la carrera militar, la Policía o la Normal; en el segundo, continuar en las labores  agrícolas o conseguir empleo en una dulcería en Bogotá...después de muchas ingestas de guarapo, güeta, chirrinche y cerveza, de mi progenitor, con sus más cercanos amigos, la balanza se inclina hacia la Normal, eso sí luego prometerle lo divino y lo humano, es decir, ser obediente, no perder el año, ayudar en las labores pecuarias, domésticas y retribuir los virtuales gastos en la educación de mis dos hermanos menores…

Muestra de la agricultura y del forraje donde se realizaba parte del trabajo.

A finales de noviembre de 1974, un ex compañero del colegio, estudiante de la Escuela Normal de Varones de Tunja, luego alumno de la UPTC, después alcalde popular (2000-2003) y finalmente silenciado por las balas de la subversión, aún en el ejercicio de su cargo, me inscribe en ese plantel para presentar el examen de admisión… días más tarde efectúo la prueba mediante el test de Kuber, un ejercicio raro, porque en los años de primaria y bachillerato las pruebas explicitas fueron las previas y los exámenes orales, apoyados con una alta sobredosis de oración…

El día de mi cumpleaños participo en la convocatoria realizada por la Normal de Soatá, para ingreso a la misma, obteniendo una calificación de 98 entre 1 y 100 puntos…Aunque las dos ensayos fueron superados satisfactoriamente, mi papá optó por la segunda, dado que veía mejores dividendos, por la cercanía a la casa y por la autoridad que le imbuían las religiosas, garantizando de esa manera el control y el uso de mi fuerza de trabajo en las actividades pecuarias, cada fin de semana…

Puerta de ingreso a la Normas de la Presentación de Soatá.

La Normal estaba regentada por las monjas de la Presentación, quienes apoyaban su administración en una cooperativa. Tenía una escuela anexa para hacer las prácticas, una jornada nocturna en la que se realizaba el programa de alfabetización implementado por el MEN, la Educación Básica y el ciclo de la Normal que principiaba en 5º y cerraba en 6º, con el título de Maestro… Dos grupos de Quinto y dos de Sexto con no más de 6 hombres en total, hubo en aquel entonces. Cada quimestre se presentaban exámenes y en caso de deficiencias en las calificaciones, sobre todo en la práctica, el cupo se perdía…De esa manera tuve que despedirme de muchos compañeros, unos rumbo a su hogar y otros a continuar estudios en colegios circunvecinos.

La mayoría de los docentes eran reverendas, solamente el profesor de Química, el de Física y el de Educación Física eran hombres. El primero venía del Instituto Técnico industrial de Boavita, dirigido por sacerdotes, el segundo procedía del colegio Departamental de Tipacoque y el último de Bogotá, contratados por la Cooperativa…La maestra de Fundamentos y Técnicas era licenciada en Psicopedagogía de la UPTC, una joven educadora altamente exigente, que no dudó en colocarme planas de escritura y no titubeó en impedirme, varias veces, el acceso a la prácticas en la anexa.


Las prácticas de la Normal evocaron mucho mis vivencias en la escuela rural y en la escuela urbana de mi patria chica. Eso, ligado a las enseñanzas de la profesora de Fundamentos y Técnicas, potenció la vocación de ser maestro. Igualmente, la actitud de los dos maestros de primaria y la del profesor de Español de 4º bachillerato, un sacerdote cultor de la lengua materna, quien inspiró en este mortal el sentido de la lectura, la argumentación y la escritura, pese a que hasta ahí era un pésimo lector- claro que todavía lo sigo siendo- …ni mi extinto padre, quien solamente fue un año a la escuela elemental, soportaba mi deletreo...Siempre me decía, ¿Y para qué lo tengo en la escuela? ¡Alma bendita de ese irremplazable líder comunal!...

Madre, padre y abuela materna en la cripta. Sativanorte.

Así, siendo mal lector y haciendo planas de escritura en un cuaderno ferrocarril, fui uno de los pocos estudiantes que presentó el ICFES en las instalaciones de la UPTC, una prueba que nunca supe para qué servía, entre otras razones porque no la exigían las universidades.                                                                                                                                      


El Nevado de El Cocuy visto desde la carretera Central del Norte (Arbolsolo), vía a través de la cual se comunica Sativanorte con Soatá y con la capital de Boyacá.


José Israel González Blanco.


   

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