domingo, 16 de junio de 2013

Minerva y sus Mochuelos


...Una reflexión acerca de las elecciones de Fecode…

"Los lugares más calientes del infierno están reservados para aquéllos que, en tiempos de grandes crisis morales, mantienen su neutralidad." —Dante Alighieri 

En el arduo trasegar por los colegios de Bogotá,  buscando  el apoyo de las maestras y de los maestros para las elecciones de CODEMA, ADE y recientemente para Fecode y la CUT, no dejan de sorprender  las actitudes que posan en el corazón y en el seso de los compañeros, manifestaciones que en honor a la verdad merecen el cuidado de sus directivos, de las organizaciones políticas, de la sociedad  y de los mismos educadores.

Primer momento: la llegada…

Cuando el candidato arriba a los predios de un plantel educativo, tropieza con una infranqueable puerta de metal, una agreste reja, con una chapa humana, sujeta en la pretina de la vigilancia, que hace sentir al educador como sospechoso, casi como un delincuente, no como una persona, menos como un intelectual de la educación. ¡Esa es la Bogotá Humana!, encarnada en la antología de unos directivos docentes, que dan órdenes a sus subalternos de proceder de esa guisa.  

Si tiene suerte el insistente activista, lo ponen en contacto con el rector, coordinador o con un maestro conocido, eso si mantiene algún nivel de relación con el forastero visitante, amén de que no esté ocupado o de que lo dejen en una espera sin fin... 

Luego de insistir en la comunicación con la persona de adentro, y al no encontrar respuesta, los vigilantes despachan al anónimo maestro diciéndole: “Eso vuelva después, porque hoy no se puede…” Si quiere dejarle algo, yo se lo entrego cuando lo vea…”  “Yo no lo puedo dejar pasar, porque me regañan”. 

Generalmente, para muchos de los candidatos ahí termina el comienzo de su anhelada campaña, pero si el rector es amigo o el coordinador, pasa al segundo momento… ¿Cómo hacer para no evocar a Foucault, en Vigilar y Castigar, en este primer momento? ¿Cómo hacerle creer al corazón y al intelecto que estamos en la escuela del siglo XXI y no en la escuela del encierro del siglo XVII? ¿Con qué evidencias diferenciar ese colegio actual del manicomio y de la cárcel? ...

El segundo momento… las voces encadenadas

La constancia vence lo que el estrés no aguanta… Después de una larga espera, ya agitada la adrenalina, con las manos sudadas y después de rezar algunas oraciones…  entrega un documento y a cambio recibe un papelito o una ficha, ingresa al pasillo, patio o corredor, interactúa con la persona deseada, manifiesta el ánimo de realizar una reunión con los profesores para ponerlos al tanto de su propuesta electoral. “Pues hermano, ahí si no se qué hacer, me la pone difícil, porque usted muy bien sabe que no se le puede quitar clase a los estudiantes…y menos para campañas y cosas sindicales...”

“Si puede hablar con los maestros que están por ahí, en la sala de profesores o en la cafetería, hágalo con disimulo, porque después resulto yo embalado y no quiero desfigurar mi imagen”. Con el alma en una nube, parafraseando el poema, va el maestro a proponerle a sus compañeros que voten por Fulano o por Zutano, hallándose con respuestas como: “Yo que voy a votar por esos corruptos de la ADE y de la Fecode… que le pasa…”. “Nosotros pagándoles el 40% sobre el sueldo, patrocinándoles la comisión, dándoles viáticos…y ellos favoreciendo a sus amigos en el CEID, el puestos, en comisiones y hasta en las veedurías de salud…todos ganando a costillas de los maestros… y sin hacer nada…noooooo, no hay derecho”.
   
“Yo estoy que me desafilio…”. “Ni más faltaba, volver a elegir a esos negociantes de nuestros derechos…mire, ellos tienen a sus compinches y familiares en los mejores puestos…todo a costillas de nosotros…” “La ADE y la Fecode no sirven para nada”  “¿Ah, mijito, usted también se va a meter en la rosca?”. ¡La ADE y Fecode son solo politiquería…yo que voy a votar!”. La ADE y Fecode hacen peores cosas que los congresistas, que los liberales y que los conservadores”… La ADE y la Fecode me tienen desilusionada…¿Quiere que el diga más?”... Los gestos, la postura del cuerpo, la tonalidad de la voz, las formas de mirar, la parodia y la onomatopeya en general, quedan para la imaginación del lector.    


Pero no todo es pesimismo, tampoco abstención pasiva, porque hay quienes defienden a sus directivos y no dudan en hacer público su voto. “Yo voto por Fulano, porque él me ha hecho muchos favores”. “Yo votaré por Zutana, porque para qué, a ella le debo ayudas en la EPS y en el Fondo”. “Yo votaría por Usted, pero veo que no es bien conocido”. En estos recorridos no falta el comentario. “Claro, yo se que usted es una persona honesta, que lo que dice lo cumple, que es reconocida por su trabajo, pero no cuenta con el respaldo de senadores, ni de concejales, ni veo muchos delgados en su lista..Así que es mejor ir a la fija: "Más vale malo conocido que bueno por conocer"


Tercer momento. Seguir caminando

“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía?” Galeano afirma que la utopía sirve para caminar. Empero, el candidato sigue y se encuentra con vetustas prácticas electorales: maestras y maestros que en la gleba de la democracia han empeñado su voto con rubrica y promesa a feudales candidatos a la junta directiva, al Congreso de Fecode o de la CUT y a la Asamblea de delgados. 

¿Minoría de edad, según Kant? ¿Heteronomía según Cohlberg? ¿Falta de ética, de acuerdo con Adela Cortina? ¿Atraso político? ¿Clientelismo rampante? En estas circunstancias ¿Cómo hacer un país al alcance de los niños como lo ha planteado García Márquez en La Proclama? ¿Para qué decirles a los niños que el voto es secreto, si muchos profes lo cantan a los cuatro vientos? "Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados... Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo", decía Einstein. .    

Cuarto momento. La esperanza

En este vientre contextual, muerte y vida se confunden; pero como escribió Octavio Paz, en El Laberinto de la Soledad: Quien ha visto la Esperanza no la olvida, la busca bajo todos los cielos y entre todos los hombres y mujeres. Y sueña que un día va a encontrarla de nuevo, no sabe dónde, acaso entre los suyos. Esos suyos, los maestros, que comprenden a la ADE y a Fecode, que no las condenan, porque saben que esas señoras durante medio siglo han sido la aguja de la brújula, indicadora del norte del quehacer de los trabajadores, léase trabajadores de la cultura, como lo proveyó el Movimiento Pedagógico. Unas damas víctimas de los atropellos, de la persecución y del rompimiento del espinazo por parte de los impulsores del neoliberalismo.

La ADE y Fecode fueron unas niñas concebidas, por unos progenitores, a finales de 1950, que pese a las adversidades políticas y económicas, le estamparon muchos valores positivos. Siempre vestían el traje limpio de sus principios, la blusa transparente de su accionar, los píes animosos de su recorrido por las senda de escuelas y colegios, sus ojos videntes de la lucha y su boca limpia en los discursos reivindicativos, sus cabellos largos pero con ideas vastas y profundas, en fin, fueron unas chicas pulcras, que lo seguirán siendo si y sólo si:

1. Sus directivos hacen el transito metamórfico hacia la dirigencia. En la ciencia política una cosa es ser dirigente y otra cosa directivo. Quienes han congraciado con Gramsci saben de qué se trata, quienes no, nunca será tarde para saberlo. Curiosamente, las dignas damas están en manos de directivos, no de dirigentes. El ejercicio de esos roles no es neutral, porque la neutralidad valorativa no existe.

2. A las damas se les cambia ese ropaje raído, que el han puestos los directivos, por el la indumentaria de los principios éticos; si se les vuelve a rescatar el color original de su atavío; si se les somete a una fisioterapia intensa que les permita desdoblar las rodillas del clientelismo y así retomar el camino de la rectitud. Si se le posibilita que lleguen nuevos dirigentes, no directivos, a descontaminar sus aires, a mejorarle su visión y a retomar la disciplina del estudio, la investigación y el discurso con compromiso; si se les pone en manos de un logoterapeuta para que sus mentes despierten la conciencia y retomen el sentido de su existencia: el ¿para que´?.   


3. Asumimos a la ADE y a Fecode como la Minerva y a sus afiliados como los Mochuelos. Es decir, dejar de ver a la ADE y a Fecode como la Caja de Pandora sin la esperanza, dejar de incriminar a las legendarias organizaciones, pues los improperios que, en el Primer momento, atribuyeron los maestros incitados a votar, son responsabilidad de los directivos sindicales que han hecho parte de su fisonomía y no del ADN de las quincuagenarias hidalgas. Pero la interpretación no puede alojarse ahí, los verdaderos subsidiarios de la deshonra son los dueños del capital, aquellos que cooptan a directivos sindicales, los que evangelizan con sus doctrinas económicas y los hacen comer de la fruta prohibida.

4. Aceptamos la invitación del poeta Bertold Brech: “La mejor crítica a un río es construirle un puente”, podremos aseverar que, si esas criticas que hoy pululan por todos los puntos cardinales de Macondo se canalizan, pensando en que ADE y Fecode no son las malhechoras del frágil estado de morbilidad en que se hallan, porque son cuerpos dependientes del espíritu de la dirección humana, y que esa dirección está infectada por algunos directivos gérmenes desfiguradores de su ancestral rostro, si hacemos justicia en eso, entonces, en la critica debemos cuidar el río y cimentar el puente, asumiendo que el primero personifica  a las Minervas y, el segundo, interpreta las alternativas de curación y prevención de los mochuelos. En ese sentido, el remedio no debe ser peor que la enfermedad.

 5. Transcurridos los comicios electorales de las Minervas, directivos y mochuelos hacemos el ejercicio hermenéutico de comprender ¿Por qué cerca de cinco millares de mochuelos, en Bogotá, votaron en blanco y unos 20.000 en el país? ¿Por qué más del 10% de los sufragios, en Bogotá, fueron nulos?, ¿Por qué más del 40% de los maestros de la capital se abstuvo de ejercer el derecho al sufragio y un estimativo similar a nivel nacional? ¿ Hay carencia de alfabetización sindical? ¿Se ha venido olvidando el trabajo de base? ¿Hay exceso de burocratización en al dirección? ¿Se le ha olvidado a los directivos sindicales el sentido de ser maestros?  ¿Se vota por nombres y no por programas serios?

Sobre la base de los análisis de los guarismos oficiales, las bases y la dirección tenemos el deber moral de generar debates amplios, de cara la crisis, y trazar, a conciencia, pensando en el gremio y no en los apetitos personales ni de los grupos políticos, croquis que  potencien la senda, en la tercera edad, de las Minervas: ADE y Fecode. La crisis no es el final sino el comienzo de un proceso. Estas quincuagenarias mujeres no merecen la deshonra,  se resisten a estar vilipendiadas en boca de unos y de otros; ¡no!... ellas merecen respeto, gratitud y ayuda, para seguir adelante y esa ayuda no puede venir del notario, que registró sus partidas de nacimiento en los albores del Frente Nacional, la ayuda debe provenir del mochuelo, que hace hoy todo lo posible, para mañana hacer lo imposible de hoy.   
          
Quinto momento, otra reflexión.

El profesor Antonio García, eminente economista colombiano y marxsita a carta cabal, solía preguntarle a sus estudiantes, en època de elecciones, ¿Qué validez tiene el problema de buscar la autenticidad de la democracia en la autenticidad del voto mediante el perfeccionamiento técnico de los mecanismos electorales si detrás del voto no existe un pensamiento responsable y una voluntad consciente del elector? ... El problema nuestro, acotaba el maestro “no consiste en que la democracia carezca de autenticidad, sino en que carece de vida, a pesar o por razón de la pesada constelación de leyes que se limitan a consagrar en el papel principios democráticos”

La inquietud del vicerrector de la Universidad Nacional, asesor en Reforma Agraria de algunos gobiernos de América Latina, en los años 60 y 70, conocedor de las impúberes, adolescentes y jóvenes Minervas, puede trasladarse hoy a los educadores afiliados y no afiliados a las diosas de la sabiduría, las artes y las técnicas de la guerra, en esta coyuntura electoral, subrayando en la reflexión  si detrás del voto existe o no un pensamiento responsable y una voluntad consciente del elector.

En este sentido, hay que aprender de los estudiantes de secundaria y de los universitarios, de ayer y de hoy, pues los de la Educación Básica y Media, pese a su minoría de edad y al poco acervo retórico en la política, en relación con los profesores, actúan con criterio y no importa que los candidatos para el Gobierno Escolar, verbi gracia, sean de su jornada o no, lo sustancial para muchos es la libertad de votar, sin sentirse atados a sufragar por Perencejo, lo hacen por quien quieren. Ojalá no copien ese mal ejemplo de algunos de sus profesores de ir por el patio y por los salones pidiendo la declaración del voto de sus colegas, porque los escolares estarían al frente de un valor negativo: la desconfianza y el tosco clientelismo. 

José Saramago señalaba en el Foro de Porto Alegre, en el año 2002, que todo se discute  hoy, menos la democracia, porque se parte del  hecho que ella está ahí, pero la democracia no está ahí, la democracia se construye en el día a día, en escenarios como la cafetería, la sala de profesores, los corredores, el aula de clase, el barrio, el sindicato, las elecciones y todos los espacios familiares y sociales.

Amalaya que las justas electorales de la ADE y Fecode superaran con creces ese estilo burocrático, hegemónico y conservador, de gravitar alrededor del voto encarcelado, con poco sentido ético, y se hubiesen concentrado en la reflexión madura y en la acción consecuente de hacer del sindicato un espacio creativo, dinámico, acogedor, verdaderamente democrático y que se diferenciase, en la práctica, de todas esas acciones que se le critican a los gobiernos de turno y a los partidos tradicionales.


¡Maestro-a!: "A pensar por si mismo, a pensar en el lugar del otro y a ser consecuente" Así nos lo enseñó Estanislao Zuleta. Que los lugares más calientes del infierno no sean para los mochuelos de las Minervas del magisterio y de la izquierda colombiana. 
  
José Israel González Blanco. Trabajador social. Colegio Distrital Nuevo Horizonte.  Bogotá DC, junio 15 de 2013.


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