sábado, 5 de abril de 2014

Sistematización de experiencias educativas e innovación pedagógica.


El enrarecimiento de la pedagogía es un hecho innegable, pero atajable en la política educativa actual. La práctica pedagògica y el discurso se ven marchitos por el verano de las competencias, los ciclos, los aprendizajes, la estandarizaciòn y el remedo empresarial de la escuela. Se percibe una disposiciòn de muchos maestros y directivos docentes a la ingesta de cuanta idea barata y obsoleta aparece en el mercado, descuidando ostensiblemente la producción de conocimientos, la recreación de los saberes, el cultivo de la cultura pedagógica y la puesta en escena del discurso pedagógico, hechos que desdibujan la antología del magisterio y ajan su identidad.


Como la mejor crítica a un río es construirle un puente, según las enseñanzas de Bertolt Brecht, voy a editar, en cuatro nuevas entradas, las reflexiones hechas, in situ, por una veintena de maestros del Distrito Capital de Bogotá, textos que se pueden consultar en un libro publicado por Códice y prologado por Marco Raúl Mejía (Sistematización de Experiencias Educativas: Innovación, Conflicto, Currículo y Participación). El sentido de la socialización de estos ensayos es avivar en los educadores el debate pedagógico, erosionar el letargo del magisterio e incentivar al gremio a pensar por sí mismo, a asumir su mayoría de edad profesional, a leer y a escribir, a debilitarse como reproductores de políticas sociales y a potenciarse como productores de las mismas; en palabras de Néstor García Canclini- dejar de ser "consumidores del siglo XXI y ciudadanos del siglo XVII"  


LA INNOVACIÓN: UNA SEMILLA EN LA HUERTA ESCOLAR


"Un grano de trigo se quedó solo en el campo después de la siega, esperando la lluvia para poder esconderse bajo el terrón. Una hormiga lo vio, se lo echó a la espalda y entre grandes fatigas se dirigió hacia el lejano hormiguero. Camina que te camina, el grano de trigo parecía cada vez más pesado, sobre la espalda cansada de la hormiga.

-¿Por qué no me dejas tranquilo? -dijo el grano de trigo-

-Si te dejo tranquilo no tendremos provisiones para el invierno. Somos tantas nosotras las hormigas, que cada una debe llevar a la despensa  el alimento que logre encontrar  - respondió la hormiga -

-Pero yo no estoy hecho para ser comido -siguió el grano de trigo- Yo soy una semilla llena de vida y mi destino es el de hacer crecer una planta. Escúchame, hagamos un trato.

La hormiga contenta de descansar un poco, dejó en el suelo la semilla y preguntó:

-¿Qué trato?

-Si tú me dejas aquí, en mi campo -dijo el grano de trigo-, renunciando a llevarme  a tu casa, yo, dentro de un año te daré cien granos de trigo iguales que yo.

La hormiga lo miró con aire de incredulidad.

-Sí, querida hormiga, puedes creer lo que te digo. Si hoy renuncias a mí, yo te daré cien granos como yo, te regalaré cien granos de trigo para tu nido.

La hormiga pensó:

-¡Cien granos a cambio de uno solo…! ¡Es un milagro!

-¿Y cómo harás?  -Preguntó al grano de trigo-

Es un misterio –respondió el grano de trigo-. Es el misterio de la vida. Excava una pequeña fosa, entiérrame en ella y vuelve así que pase un año.

Un año después, volvió la hormiga. El grano de trigo había mantenido su promesa” *.



* DA VINCI, Leonardo (1973). Fábulas y leyendas. Barcelona: Círculo de lectores, Nauta,  pp. 58-59.

1  LA SEMILLA, HUERTA Y HORMIGAS

 

La huerta es un lugar de intersección de las experiencias pedagógicas sistematizadas en el Proyecto de las Pedagogías Críticas en el  Fogoncito de Horizonte. La huerta se hace evidente en las tres sedes que constituyen la institución; de ella hablan los maestros, las maestras, los estudiantes, los padres de familia y también los medios de comunicación impresos[1]. El grano de trigo, por su parte, simboliza la innovación, una práctica que también se ha cultivado en las aulas y fuera de ellas, desde hace más de una década. La hormiga, entre tanto, personifica el sentir, el pensar y el actuar de los maestros y maestras; particularmente, de los seguidores de la Expedición Pedagógica Nacional, pues a ellas y  a  ellos, se  les  atribuye  el hallazgo del grano de trigo en el campo.    

Eduardo Galeano, al indagar por el origen de la mentada semilla, cuenta que Pachacamac, hijo del sol, atrapó a uno de sus hermanitos, lo descuartizó y por miedo a su padre lo regó por el mundo en pedacitos, sacando de sus dientes el trigo. La innovación generalmente, es hija de una tensión entre lo que se viene haciendo y aquello que se avizora en el horizonte como posibilidad de mejorar unas circunstancias adversas. El nombre de pila de esa tensión es la crisis; es decir, el momento en el cual lo viejo  -como diría Gramsci- está muerto o está agonizando y lo nuevo no termina de nacer. O si se quiere -parodiando a José Luis Romero [2]-, “los momentos en los que comienza a imponerse algo nuevo en la sociedad, no la culminación del proceso, como generalmente se piensa”.

En Colombia, la innovación -al decir del profesor Martínez Boom- es  posible identificarla en tres momentos: el primero, denominado de surgimiento, de génesis -volviendo a Romero-, correspondiente a los decenios del 70 y a la aurora del 80; el segundo, se visibiliza en el Movimiento Pedagógico[3], organización que saca de las fauces de la Tecnología Educativa la semilla, en la década de 1980, para fecundarla en el terreno de la política, la pedagogía y la cultura; y, el tercero se sitúa hacia los últimos años del siglo XX y en el amanecer del XXI, con las Redes Pedagógicas[4].

Los procesos de innovación en los primeros momentos, se pueden leer con el iris de las Pedagogías Críticas, como brotes de resistencia a la hegemonía de las políticas educativas heredadas de la Mundialización de la Educación y de las Misiones foráneas, incubándose en la escuela una situación permanente de construcción social y de producción cultural. El Instituto de Pedagogías Autoactivas[5] (1968), la Escuela Pedagógica Experimental[6], El Grupo de Ubaté, La Expedición Pedagógica de Caldas, el Grupo Pedagógico de Aipe, la Expedición Pedagógica del Guaviare, algunos Proyectos  Educativos Institucionales, Nueva Delhi[7], Creática[8], Génesis, los hallazgos de la Expedición Pedagógica Nacional, la Gestión de Residuos Sólidos, la Resolución de Conflictos y los Microcentros, son, entre otras, nueces emergentes en la huerta escolar en el atardecer del milenio y en los albores del siglo XXI. Son simientes cuyo destino ha sido crecer como plantas, para ser más útiles al el hormiguero.

Las experiencias que hacen parte de esta sistematización, son granos de trigo que han germinado en una zona marginal de Bogotá, erguida en la cordillera de los Andes. El camino delineado por las hormigas, se ha edificado en unas circunstancias complejas, en el despojo, en el desarraigo, en el conflicto, en medio de la pobreza económica y social, del olvido y hasta de la ingratitud, pero con un enjambre humano colmado de muchas capacidades a veces desperdiciadas. Lo difícil para los innovadores -evocando a Lezama Lima- es estimulante.    

2  LA HORMIGA QUE VIO EL GRANO DE TRIGO

 

El grano de trigo es una semilla perteneciente a la familia de las Gramíneas. Una semilla es el embrión de la planta; una vez que ha alcanzado la madurez, es la resultante de un proceso, es la expresión natural de la evolución de algunas plantas, valorada por el ser humano en todos los momentos históricos, desde el nomadismo hasta la contemporaneidad, época en la que ha intervenido el ser humano con la manipulación genética, llegando a producir granos transgénicos. Los arqueólogos han hallado restos de trigo en yacimientos de Oriente, fechados en el VII milenio a.C.

La innovación en Nuevo Horizonte es reciente y surge como una respuesta a varias problemáticas: unas, atinentes a la relación del currículo oculto con el currículo formal; otras, como alternativa a las didácticas tradicionales incubadas en el aula de clase; y un tercer grupo, alrededor de la cualificación de los maestros, maestras y directivos docentes en un contexto cultural dado, en unas condiciones específicas y con unos actores determinados. Esa semilla emerge sobre un terreno movedizo denominado rutina, “ese esqueleto fósil cuyas piezas resisten a la carcoma de los siglos” del que se ocupa Ingenieros en  El hombre mediocre[9]. La innovación mana del pensamiento de los maestros y las maestras, se posa en la rutina, germina y genera mecanismos de sobrevivencia ante los infortunios del medio, durando un considerable tiempo bajo el terrón. 

La gestión para el Reciclaje de Residuos Sólidos, por ejemplo, irrumpe a partir de la resolución de una problemática ambiental entre los agentes educativos. Así se lee en uno de los relatos: “La proliferación de basuras, la propagación de malos olores, la dispersión de residuos sólidos por el territorio del  colegio y sus alrededores y la contaminación del agua y del viento, agenciaron el nacimiento de nuevos pobladores en el espacio escolar. No se trataba de pobladores humanos sino de gusanos, mosquitos, zancudos, arañas y la visita consuetudinaria de roedores y perros. Prácticamente, los agentes educativos nos hallábamos frente a un dilema ético por resolver: o dejamos que la convergencia de factores patógenos avancen y quebranten la salud física y mental de los actores de la comunidad educativa, o rompemos la cadena mediante un proyecto articulado al área, afín a la problemática. La disyuntiva favoreció la  segunda opción; es decir, la inspiración de un proyecto de ecología medioambiental”[10].

La recuperación histórica de la experiencia, deja entrever una seria tensión entre las maestras, particularmente de Ciencias Naturales, respecto al papel del Centro Educativo ante un problema que afecta no sólo a la comunidad escolar sino a los moradores de los barrios contiguos al colegio. Esa tensión se formuló en la disyuntiva: Hacer o dejar que otros hagan y deshagan. Y aunque la vegetación cedió ante la imponencia del hombre, -anotan las relatoras- los residuos, los deshechos industriales y basuras en general, que invadían el entorno del colegio, se resistieron, generándose de ahí la dinamización del proyecto: Gestión para el Reciclaje de Residuos Sólidos[11]. Resolver una tensión de este modo, confirma el punto de vista de Aguilar, al aseverar que “los innovadores en educación se vieron en algún momento a sí mismos tomando una decisión difícil: cambiar, en contra de la corriente, lo que para ellos no funciona bien, pero que para los demás no representa ningún problema”[12]

El proyecto incorporó una situación conflictiva latente en la comunidad barrial y educativa a la vida escolar; vale decir, las maestras y maestros hicieron causa suya, en la práctica pedagógica, sobre la base de sus saberes, las demandas de un conglomerado humano, forjando una simbiosis entre el currículo formal con el currículo oculto y, además, despertando sensibilidad y a la vez alianzas entre maestro-as, padres de familia y estudiantes, e interpelando el sentido de la escolarización: “Para nosotros -escribe un ex-alumno- esos olores nauseabundos impedían la  concentración  en  las  clases  y  teníamos que  hacer algo y ese algo   fue  el proyecto. Nosotros -comenta una joven profesional egresada del colegio- no podíamos permitir que aquello que  aprendíamos en  la clase de Ciencias no se pudiera  aplicar en nuestra vida. Por eso, nos propusimos realizar algo distinto a las clases que estábamos acostumbrados a recibir antes”.

Desde este ángulo, la experiencia nace, no tanto circunscrita al ámbito exclusivo de las didácticas de la enseñanza y el aprendizaje de las disciplinas y asignaturas, puesto que traspasa las fronteras del colegio para inscribirse en la dinámica comunitaria, enviando así el mensaje de que la escuela cumple una función social que no se reduce a lo formal, tal como ha venido ocurriendo. Esto es poco común en las innovaciones -sostiene Parra Sandoval- porque “uno de los hallazgos centrales en la revisión de la literatura sobre innovaciones educativas en Colombia, lo constituye el hecho de que las innovaciones han sido concebidas y estudiadas fundamentalmente desde una perspectiva pedagógica y didáctica”[13].    

 Muy cerca de esta comarca, en el tiempo y en el espacio, se asoma debajo del terrón, un  Triticum denominado Microcentros. Se trata de una experiencia, en la cual los cultores del territorio escolar reflexionan acerca del sentido de las simientes que vienen esparciendo de tiempo atrás. Examinan la calidad del grano, las condiciones del terreno, los vientos y el sol que posibilitan la fecundación, también el color, el sabor y los olores que produce en los colectores de la misma. El nombre es heredado de una cosecha del Ministerio de Educación Nacional, conocida como el programa Escuela Nueva[14], la cual se sembró hacia el año 1977, pero de la cual prácticamente se toma la partida de bautismo, porque sus contenidos obedecen a unas lógicas un poco distantes, como podrá decodificarse en este documento.

En el relato, los cronistas del aroma cuentan, que en el crepúsculo del siglo XX, particularmente en los dos últimos años, los maestros y maestras del CED Horizonte apoyados en las preguntas: Qué, Cómo, Para qué y a Quiénes enseñamos, y preocupados por la escritura del PEI, deciden “centrar la atención en el primer interrogante; es decir, en el qué del Proyecto Educativo Institucional. En ese proceso demoramos dos años; fueron largas jornadas de discusión entre docentes y con los padres y madres de familia, discusión que, tanto para unos como para otros, en ocasiones, no era más que pérdida de tiempo; porque así se ve en nuestra sociedad el trabajo intelectual, importa más ser “práctico”, operario, activista y productor que dedicar tiempo a pensar, discernir, problematizar, leer y escribir… ¡Bienaventurados quienes han hecho sus PEIs  saltándose esas etapas, porque de ellos son y serán los galardones eficientistas!” [15].

Microcentros, de manera similar a La Gestión para el Reciclaje de Residuos Sólidos  y a la Resolución de Conflictos, es una experiencia pedagógica que emprenden los maestros del otrora Centro Educativo Distrital Rural Horizonte, por razón de la construcción colectiva del Plan de Estudios. De ello, aún quedan algunos vestigios. Aducen sus protagonistas, que “El tiempo ocupado en tal actividad fue de un año aproximadamente y la estrategia se basó en microcentros o tertulias pedagógicas mensuales durante una jornada de trabajo; estudio individual, reuniones de área, acción pedagógica en el aula de clase, asistencia a jornadas de capacitación extraescolares, investigación bibliográfica, lectura y escritura de documentos relacionados con las temáticas” [16].

3  LA GRAMÍNEA EN LA ESPALDA DE LA HORMIGA.


El diálogo del grano de trigo con la hormiga -fundado a partir de la pregunta por qué no lo deja tranquilo, aflora la respuesta de ésta última: “Si te dejo tranquilo no tendremos provisiones para el invierno-”  hace ostensible el sentido del trabajo de este insecto social. En el asunto que nos ocupa, también se ponen de manifiesto los propósitos de la innovación; es decir, la intranquilidad de las maestras de Microcentros, Resolución de Conflictos y de la Gestión de Residuos Sólidos de cara a lo que está ocurriendo y la necesidad de aprovisionarse de ideas y acciones para enfrentar el invierno de disimilitudes. La innovación per se es un cambio intencionado y con algún rumbo bosquejado, así sea precario o tácito; tanto así, que algunos estudiosos del tema la definen teleológicamente como: “Una tentativa encaminada consciente y deliberadamente a introducir en el sistema de enseñanza un cambio con el objeto de mejorarlo”[17]

En las tres praxis referidas, son evidentes las intencionalidades. La Gestión para el Reciclaje de Residuos Sólidos, patrocina el fomento de una cultura por el cuidado de la naturaleza, el cuerpo, el espacio institucional y el entorno, de aprender a reutilizar, reciclar, restaurar y recuperar, bajo el eslogan de la regla de las 4 erres. Al lado de los equipos humanos constituidos -de los cuales se hablará más adelante- y en coherencia con los propósitos y objetivos, se explicita una taxonomía compuesta por seis elementos a saber: el componente axiológico, el campo de la economía, la dimensión psicológica, el aspecto social, la parte legal, y por supuesto, lo curricular.

En lo atinente al componente axiológico, se enfatiza en la formación a los estudiantes y a la comunidad en el manejo responsable de los deshechos y al mantenimiento del colegio y del entorno. En cuanto al campo de la economía, se respalda la disminución de costos y tiempos en la recolección de basuras para las  empresas y posibilidades de ingresos para los estudiantes y sus familias, como producto del reciclaje, coadyuvando todo ésto en el mejoramiento parcial de las condiciones de vida de las  personas inmersas en el proyecto. La dimensión psicológica, centra su mirada en la reducción de los niveles de ansiedad, intolerancia y agresividad de  los estudiantes entre sí y del vecindario con el colegio.

El aspecto social, reseña la puesta en común de relaciones de poder, comunicación y de saberes, cruzadas por el respeto, la solidaridad, la sensibilidad social, la reflexión, la organización grupal y comunitaria, el uso del tiempo libre. En la parte legal, alude al cumplimiento de las normas relativas a la implementación del Proyecto Ambiental, al acatamiento de los objetivos generales, específicos, comunes del área de Ciencias Naturales y las asignaturas conexas contenidas en las políticas educativas, concretamente en la Ley General de la Educación[18]. Lo curricular, como es de esperarse, intima el redimensionamiento de las prácticas pedagógicas de enseñanza, inclusión de la lúdica, manejo de conocimientos científicos,  técnicas avanzadas y tradicionales en  la  manipulación  de los residuos, al igual que participación activa  de los  estudiantes en el  proceso de aprendizaje.

Entretanto, Microcentros le apuesta al replanteamiento del papel de los maestros y directivos docentes como personas, como pedagogos y como intelectuales, capaces de transformar el sentido de su quehacer profesional y su función social como trabajadores de la cultura. Arriesgan la construcción de un Plan de Estudios con la participación activa de los agentes de la comunidad educativa, y plantean, con frónesis, escudriñar la pertinencia de unas políticas educativas homegenizantes o -como diría Apple-[19] de currículo nacional en un contexto de alta vulnerabilidad social y política. Buscan con su acción transformadora, cuestionar el currículo explícito, afinar las prácticas pedagógicas, auto-reconocerse y reconocer a los demás actores educativos.  “Partimos de la hipótesis de que responder el Qué enseñar, nos permitía avanzar en contestar interrogantes como: ¿Para qué?, ¿Cómo?, ¿A quiénes?, ¿Por qué?, ¿Cuándo?, ¿Dónde? Y ¿Con qué?anotan los pioneros de la imaginación, los visionarios, los aventureros maestros que revelan la disposición al lanzarse hacia lo desconocido, sin saber de buena tinta el resultado final, pero animados, en manera alguna, por su dinamismo e impulso al trabajo de conexión.

El valor pedagógico de esta experiencia, tiene su asiento en la innovación del Plan de Estudios; dado que se fundamenta en el paradigma de la complejidad y que, a diferencia de otros PEI, -dicen ellos y ellas- “le damos relevancia a una de las partes pero sin perder la brújula del todo. Otra de las fortalezas está en la capacidad de los docentes para asumir la construcción colectiva del plan, teniendo en cuenta, de una parte la historia institucional y de otra, la necesidad de transformar los esquemas tradicionales, por unos más acordes con las exigencias de los tiempos actuales”. La experiencia -continúan en el relato- ratifica una vez más las voces minoritarias de quienes pensamos que la implementación de cualquier política educativa, en este caso, no puede pensarse sin la participación activa de los docentes, asumiendo la participación como toma de decisiones”.
   
El innovador con pretensiones como las descritas, se asemeja más al profeta, testigo de valores que le supera al poeta, eco de las aspiraciones de su época, al inventor imaginativo. Es también un hombre o una mujer de acción, a cuyo necesario entusiasmo repugna el control minucioso. “Están -diría Pulido-  convencidos de que la nueva práctica es mejor que la que está en vigor y tiene tendencia a considerar que es inútil una evaluación sistemática”[20]

Estrechamente ligado a Microcentros, está otra simiente registrada en esta sistematización con el nombre de Resolución de Conflictos. Puede aseverarse, que la espiga de donde brota es el mismo Microcentro, dado que los maestros y maestras artífices de ella, compartían la misma sementera. La referencia es de un trabajo pedagógico destinado al mejoramiento de las condiciones académicas y comportamentales de los educandos, apoyados en la teoría de las Inteligencias Múltiples y en la cooperación de los padres y madres de familia, para lo cual se recurre a preguntas generadoras como: ¿Qué hacemos con esos estudiantes?, ¿Cómo hacemos para mantenerlos en el sistema, pero ofreciéndoles alternativas académicas?, ¿Cómo abordar la situación con los padres de familia?

Los interrogantes anteriores revelan la discusión, los juicios de valor y las propuestas. “Después de varias sesiones -estipula uno de los documentos publicados- se acuerda organizar grupos distintos a los cursos tradicionales;  para ello se realizan entrevistas y largas conversaciones con estudiantes y padres de familia, por parte de todos los docentes responsables, hasta ese entonces, de la dirección de los grados. Sobre la base de la información obtenida, se conglomeran en cuatro grupos, de acuerdo a determinadas características.

A uno de los primeros grupos conformado, se le denominó los Pilos, porque eran “indisciplinados” y despaciosos académicamente; otros, fueron los Activos, sobresalientes por el bajo rendimiento, desmotivación por el estudio e “indisciplina”. Un tercer grupo,  fue el de los Líderes. Ellos y ellas son los más avanzados en la parte académica y en comportamiento. El último grupo, en esta ejemplificación, corresponde al área de inteligencia. Estos escolares se mueven en una media entre los Líderes y los Pilosos: rendimiento académico regular con perspectivas de superación y comportamiento similar. Esta primera categorización intuida más no conceptualizada, es la que nos lleva a preguntarnos por la explicación y comprensión de la realidad escolar de nuestros educandos y,  para su abordaje empezamos a coquetearle a Gardner[21].

4  LA SEMILLA LLENA DE VIDA


El grano de trigo es una graminácea, cuya representación etimológica es la semilla encerrada. La innovación, entonces, se puede suscribir como una semilla colmada de la vida que alberga en su embrión y en sus cotiledones. La innovación, retirado de lo expuesto en la norma nacional que la reconoce,  es un atractor extraño, un desordenador que agita[22] como el grano en el humedal o como su fécula en la tinaja fermentante. La testa, que protege sus estructuras y evita la pérdida de agua, consiente ver aspectos relevantes en las experiencias, como las siguientes: (Gestión de reciclaje... próxima entrega)




* DA VINCI, Leonardo (1973). Fábulas y leyendas. Barcelona: Círculo de lectores, Nauta,  pp. 58-59.
[1] Ver SÁNCHEZ M. Yenny  Isabel, VALENCIA B.,  Yolanda  y  GÓMEZ, Elizabeth (2005).  Huerta y jardín: Ecología de las buenas ideas. Bogotá DC: Revista Internacional Magisterio N° 17, p.20 ss.   
[2] Citado por GUTIÉRREZ GIRARDOT, Rafael (1998).Insistencias. Santa Fe de Bogotá, Editorial Ariel, p. 264.
[3] RODRÌGUEZ, Abel y otros (2002). Veinte años del movimiento pedagógico 1982-2002. Entre mitos y realidades. Bogotá: Cooperativa editorial magisterio/ Corporación Tercer Milenio.
[4] MARTÍNEZ BOOM, Alberto y UNDA BERNAL, María del Pilar. (1998). De las insularidad de las innovaciones a las redes pedagógicas. Santa Fe de Bogotá DC.: IDEP, III Encuentro de Investigación, Educación y Desarrollo Pedagógico en el Distrito Capital: Un balance internacional,  pp. 121-128         
[5] ROJAS RODRÍGUEZ, Ricardo (1976). Educación democrática, la educación del futuro. Bogotá DC: Ed. IPAG, p.14.
[6] SEGURA, Dino (1987). Participación, compromiso y pertinencia.  Bogotá DC: Primer Congreso Pedagógico Nacional. 
[7] RESTREPO, Manuel y otros (1994). Desde la otra orilla, Itinerario de una innovación. Santa Fe de Bogotá DC: Consejería Presidencial para los Derechos Humanos. 
[8] Ver: RUBIO, José Vicente (1994). Creática. Santa Fe de Bogotá DC: Centro de Investigación Nuevos Paradigmas.  
[9] INGENIEROS, José. (2003)   La mediocridad intelectual En: El hombre mediocre. Quito: Editorial. Ecuador FTB., p.101.  
[10] SÁNCHEZ Montesdeoca, Yenny Isabel, VALENCIA B., Yolanda, GÓMEZ Elizabeth, PÁEZ Gladys, ORDOÑEZ Nancy, TRIANA Myriam, LÓPEZ Nohelia y ARÉVALO Teresa. (2005).Gestión para el reciclaje de residuos sólidos. Sistematización de una experiencia. Documento inédito. 
[11] SÁNCHEZ M., Yenny Isabel (2005). Rastros y rostros de Nuevo Horizonte. Bogotá DC: Colegio Nuevo Horizonte. Relato.
[12]AGUILAR SOTO, Juan Francisco (1998).  De naves y pasajeros. Innovaciones educativas y culturas contemporáneas. En: La Investigación Fundamento de la Comunidad Académica. Santa Fe de Bogotá DC: IDEP, p.224.
[13] PARRA SANDOVAL, Rodrigo (1998). Proyecto Génesis: Innovación escolar y cambio social.  Santa Fe de Bogotá DC.: IDEP, III Encuentro de Investigación, Educación y Desarrollo Pedagógico en el D. C: Un balance internacional,  p. 163.
[14] MINISTERIO DE EDUCACIÓN NACIONAL (1984). Hacia la Escuela Nueva. Bogotá DE, 2ª edición.
[15] MONROY, Abelardo (1999). La construcción del plan de estudios. Bogotá DC. Ponencia.
[16] LIZ, Adriana, MELO, Vilma Esperanza, PACHÓN Luz Mery, BERNAL, Ana Laurenza, LUNA MOSQUERA, Adalgiza y (2005). Los microcentros: una experiencia de auto formación. Bogotá DC. Documento Inédito. 
[17] PULIDO OCHOA, Roberto (1998) “La innovación: un proceso que se origina en la práctica”. Bogotá DC: IDEP, III Encuentro de Investigación, Educación y Desarrollo Pedagógico en el Distrito Capital: Un balance internacional,  p. 102. 
[18] VALENCIA BETANCOURT Yolanda, SÁNCHEZ MONTESDEOCA Yenny I. y GÓMEZ Elizabeth. (2003) Reciclaje. Ponencia Foro Educativo Distrital de  Ciencias. Bogotá DC: IED Nuevo Horizonte, p. 6. 
[19] APPLE, Michel W. (1996) El conocimiento oficial. La educación democrática en una era conservadora. Barcelona: Paidós.  
[20] PULIDO OCHOA, Roberto, Ob. cit.
[21] Tomado de GONZÁLEZ BLANCO, José Israel (2000). Las inteligencias múltiples y la elaboración de un PEI.  En: Revista Educación y Cultura Nº 55. Bogotá DC: CEID/FECODE, pp. 52-55.
[22] AGUILAR SOTO, Juan Francisco (1998). Innovaciones educativas y culturas contemporáneas. Introducción.  En: La Investigación Fundamento de la Comunidad Académica. Santa Fe de Bogotá DC: IDEP, p.217.

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